domingo, 20 de agosto de 2017

Garbiñe Muguruza arrolla a Simona Halep y se corona en Cincinnati

Garbiñe Muguruza juega con la confianza necesaria para destrozar la bola en cada derecha. Y en cada revés, y en cada servicio. Esa vuelta de tuerca mental que necesitaba para ganar dos torneos en una misma temporada se ha palpado en el cemento caliente de Cincinnati. Donde no regaló casi ningún golpe y lastimó con cada uno de ellos, hasta machacar a todas sus rivales, física y mentalmente. Palo y palo. Muguruza, campeona por primera vez en el WTA Premier 5 de Cincinnati, aplastó este domingo a la rumana Simona Halep (6-1 y 6-0, en 56 minutos), quien luchaba para trepar hasta la cima del ranking de la WTA por primera vez en su carrera. El sábado, en semifinales, la española había vencido a la actual número uno, Karolina Pliskova. ¿Quién puede pararla?



“El tenis está bien. Muéstrame que crees en él, tienes que creer”. El ruego lo lanzó, en uno de los cambios de lado (ahora se puede hablar con el entrenador), el australiano Darren Cahill, preparador de Simona Halep, número dos del mundo. Qué difícil resulta creer ante esta Muguruza, sobre todo porque para que deje de reventar cada bola hay que obligarla a jugar forzada. Y allí es cuando sus rivales, desesperadas, fallan. Eso le sucedió a Halep, obnubilada, presionada en cada tiro, sabiendo que si su bola no iba cerca de las líneas, o al fondo de la pista, Garbiñe la destrozaría. Entonces, imprecisa la rumana, cuando no se equivocó, Garbiñe la destrozó. En nueve minutos, la española estaba ya 3-0, con un break arriba. De ahí en adelante, fue una exhibición.

Las nubes iban y venían sobre la pista central del Lindner Family Center. Para Garbiñe, fue sol en todo momento. De derecha, no erraba, como ante Pliskova. Cometió solo cuatro errores no forzados en el primer parcial y tuvo un 81% de acierto con el primer servicio, con el que solo cedió cuatro puntos. Rompió el saque de la rumana en el comienzo y en el final, siempre con tiros violentos, dándole a todo. Cuando se ahogaba, de tanto pegar, Halep ya estaba repleta de fantasmas, insegura y no lograba atacar correctamente. En 24 minutos, Garbiñe se llevó la primera tanda por 6-1.

Simona Halep, siempre incomoda, lanzó un pelotazo al aire, frustrada. Desde la estadística no estaba haciendo las cosas mal (71% con el primer servicio, ocho errores son forzados en el primer parcial), pero ante semejante Muguruza, pura furia y corazón, no hay números que valgan. La rumana sucumbió en todo momento y Garbiñe no cedió, ni siquiera cuando se encontró 3-0 arriba y tuvo dos puntos de break en contra. Jugó a la perfección para salir del aprieto, sin resignar el fuego de su derecha y definió los puntos con autoridad en la red.

Despertó un poco Halep tras aceptar el arrollador nivel de Muguruza y la complicó con algunos tiros más agresivos, sobre todo abriendo a Garbiñe hacia su revés y obligándola a golpear la derecha a la carrera. La española aguantó el embiste, salvó dos bolas de break y Halep sintió el golpe psicológico. Si no pudo entonces, no podría nunca, y menos 6-1 y 4-0 abajo.

Con la rumana desarmada, Muguruza, pura confianza, terminó con seguridad la paliza, ganando nueve juegos consecutivos desde 3-1 del primer parcial y levantando su primer trofeo en suelo estadounidense. 56 minutos de puro fuego.

La tenista española encarará liberada la semana de preparación hacia el US Open, que comienza el 28 de agosto. Por primera vez en su carrera logra confirmar su buen momento y gana dos torneos en una misma temporada. Ahora sumó cinco. En 2016 había triunfado solo en Roland Garros, y este año, el único trofeo que levantó había sido también en un Grand Slam, Wimbledon. En Cincy, en dos días arrolladores, apabulló a la número uno y a la número dos del mundo. Ya regresó al tercer puesto del ranking de la WTA. Convertirse en la primera española en lograr tres Grand Slam distintos comienza a estar más cerca que nunca. Y tiene 23 años.

Pablo Vande Rusten
EL PAIS
 


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