La ganadora concretó 22 tiros ganadores y 13 errores no forzados, contra los 15 y 29, respectivamente, de su rival que, esta vez, se vio dominada.
Es que Stephens apenas ganó el 32% de los puntos que jugó con su segundo servicio, muy poco a este nivel, y solamente quebró el servicio de su rival en una ocasión, contra 4 de la ganadora.
El Arthur Ashe era el escenario para este enfrentamiento de generaciones que teminó con victoria clara de la máxima favorita, más allá de que, a priori, se esperaba más de su rival.
Era el tercer cruce -ambos en 2013- entre Serena y Stephens, con el historial igualado en uno. Williams ganó en Brisbane, mientras que Sloane se impuso en un histórico cuartos de final del Abierto de Australia, que marcaba un intento de cambio de generación. Pero falta mucho.
Serena, número uno del mundo, tenía un nuevo cruce ante Stephens, 15ª favorita, en un duelo que ya contaba con algunos ingredientes extra fuera de la cancha.
La menor de las Williams, defensora del título y campeona cuatro veces en Flushing Meadows, llegaba a octavos de final dejando apenas ocho games en el camino en sus cruces ante Shvedova, Voskoboeva y Schiavone.
Stephens, que alcanzó por tercer año seguido la tercera ronda en Flushing Meadows, fue de menor a mayor en la semana, pero no pudo estar a la altura. Se salvó con lo justo ante la luxemburguesa Minella, pero después tuvo dos sólidas actuaciones ante Urszula Radwanska y Hampton.
Su rival en cuartos de final ahora será la española Carla Suárez Navarro (18ª) que venció a la alemana Angelique Kerber (8ª) por 4-6, 6-3 y 7-6 (3). Será todo nuevo para la ibérica, que por primera vez llega a esta instancia en un torneo del Grand Slam.
ESPN
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