sábado, 4 de diciembre de 2010

Clément le sonríe por fin a la Copa Davis

El deporte está lleno de historias maravillosas y este sábado en Belgrado volvió a escribirse una: Arnaud Clément, ese talento encerrado en un envase demasiado pequeño para los tenistas de esta era y que tenía clavada una espina profunda en las finales de Copa Davis por BNP Paribas, emergió de la niebla para ser la luz de Francia en su peor momento. Fue figura gigantesca en el triunfo del dobles galo ante Serbia, que pone la serie 2-1 y acerca la "Ensaladera" a los "bleus".




Viktor Troicki y Nenad Zimonjic habían ganado los dos primeros sets y la cosa pintaba muy mal para los visitantes: a Mickaël Llodra sólo lo salvaba su saque y Clément no terminaba de carburar. Pero se despertó. Dio un recital de tenis y carácter, arrastró consigo a su compañero, achicó a sus rivales y Francia terminó ganando unas épicas 4:34hs por 3-6, 6-7 (3-7), 6-4, 7-5 y 6-4.



Las finales de Copa Davis habían sido crueles con "La Clé", apodo nacido de un juego de palabras entre las primeras consonantes de su apellido y la palabra llave en francés: en 2002 estaba en un gran momento, pero a poco de la final ante Rusia se lesionó la muñeca. No pudo jugar. Francia perdió como local 3-2 ante Rusia como local. Un año antes, no pudo integrar el cuarteto que ganó a Australia en el césped de Melbourne. Fue el quinto jugador. Suceda lo que suceda el domingo y a días de cumplir 33 años, Belgrado ya le dio revancha.



Ya duchado, el héroe eligió otro camino para explicar su motivación en la helada tarde serbia. "Tenemos la suerte de tener este capitán (por Guy Forget). En la semana, Guy nos dijo una vez: 'Piensen en algo. En Francia, enfrente del televisor, millones de personas están mirándolos, esperando que ganen. Pensé en eso durante el partido. Ganar el partido por toda esa gente, por el equipo. Es una sensación fantástica".



Por algo terminó de cara a los más de 500 franceses que deliraban en las tribunas, levantando los brazos con la sonrisa fuera del rostro. Si hasta les tomó una foto.



Un infortunio afortunado



Clément no iba a jugar tampoco esta final. Julien Benneteau era el elegido pero semanas atrás se lesionó, sí, la muñeca, como él en 2002. Ese infortunio le permitió al de Aix-en-Provence estar entre los cuatro y sanar la herida con un partidazo para guardar en la videoteca o en el disco duro.



Comenzó errático, un poco mejor que Llodra (salvo en el servicio) pero aún así con escasa consistencia. Era el momento de Zimonjic y especialmente de Troicki, hiperactivo en cada movimiento, fantástico con el saque, letal con la devolución y hasta con la volea.

La hinchada balcánica apretaba y apenas comenzados, en el 2-1, Clément cedió el saque. El set se les fue rápido a los franceses, superados claramente. En el segundo hubo una paridad algo mayor, pero los locales daban mejores sensaciones. "Teníamos el control. En cada game con el saque de Arnaud, poníamos mucha presión", señaló Zimonjic.



Serbia volvió a quebrar gracias a una doble falta del todavía espeso Clément en el break-point del undécimo game y se puso 6-5.



El público asalta el partido



Nada hacía prever que el infalible Troicki fuese a perder su saque, pero pasó en medio del momento más complicado del partido porque la gente se hizo protagonista: primero fueron los franceses que gritaron a destiempo, pidiendo un foot-fault. El punto fue break-point. Luego, algunos serbios festejaron antes y terminaron lamentando la pérdida del punto.



Serbia se indignó, en el comienzo del desempate no se podía sacar y tuvo que ser Janko Tipsarevic quien tomara el micrófono y convenciera a la gente hablando en serbio que debía calmarse y respetar las reglas al hacer oídos sordos a los pedidos en inglés del juez español Enric Molina.



Los locales ganaron el tie-break en gran forma pero el incidente, pese a los dos sets de desventaja, fortaleció a la dupla francesa. Al comienzo del tercero, Clément quebró casi solo el saque de Troicki, que de a poco comenzaba a dar signos de abatimiento, afinó las cuerdas y...



Comenzó el recital



Despertó el héroe del partido, llenando el acrílico de Belgrado de saques portentosos, devoluciones inteligentes (su víctima preferida fue Zimonjic, dubitativo en el resto), algún que otro globo de autor y, principalmente, de un fuego interno que avivó a su compañero y prendió fuego a los de enfrente.



Francia se llevó el tercer parcial. En el cuarto, Clément volvió a ser vital para dar vuelta un 15-40 con su saque en el octavo game y quebrar a Troicki en el undécimo. Lo que nadie sospechaba una hora antes era realidad: había quinto set y, mientras el aliento de los franceses era esperanzado, el de los locales estaba lleno de temor.



Los de Forget volvieron a golpear en el primer juego de la manga decisiva quebrando a Zimonjic. Parecía rodado para "les bleus", pero el mejor del partido tenía reservada otra muestra de personalidad: esta vez con una gran ayuda del reestablecido Llodra (hasta ese momento había sido firme con el saque pero no mucho más), levantó un 15-40 con su saque en el octavo game. Podría haber sido 4-4 pero fue 5-3. No hubo más. Los bombazos de Llodra sellaron el resultado.



"La Clé" de la victoria



"Estuve nervioso a la mañana, atado al comienzo del partido, pero Arnaud me ayudó mucho", confesó Llodra. "Es la diferencia (que existe) cuando juegas con uno de tus mejores amigos".



Esa amistad labrada en años de circuito terminó siendo fundamental. "Si no hubiesen sido amigos, si no existiese esa relación realmente fuerte, no hubiese habido manera de que levantaran este partido", agregó Forget, que en la cancha definió a Clément como "un faro en la niebla".



Francia ganó 55 de las 66 eliminatorias en las que vencía por 2-1, pero así como el sábado Clément escribió una historia fantástica, Serbia puede hacerlo el domingo, como cuando en semifinales dio vuelta la tortilla ante la República Checa.



"Estamos listos para pelear mañana. Tenemos dos partidos y haremos el esfuerzo por ganar", afirmó Bogdan Obradovic. El cuarto punto será de alto standing: Novak Djokovic ante Gaël Monfils. Si hay quinto, todas las posibilidades están abiertas. ¿Tipsarevic? ¿Troicki? ¿Gilles Simon? ¿Llodra? Forget incluyó a Clément entre las posibilidades casi como una broma. No vaya a ser que el viejo Arnaud todavía tenga en la muñeca un capítulo más de su revancha.



Por  Eduardo García Barassi.

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