El argentino, tercer favorito, estuvo sólido desde el servicio, afrontó break points solo en el cuarto game del partido y ganó 22 de los 30 puntos que disputó con su primer saque en todo el juego. Además, mostró una gran respuesta en los momentos calientes del partido, materializando las cuatro chances de quiebre que concedió el finés.
Uno de esos breaks llegó en el noveno game del primer capítulo, con el 4-4 estampado en el marcador, para luego servir con oficio y cerrar la manga. Otro le siguió de inmediato, consecutivamente, en el arranque del segundo parcial; set y break arriba, Mónaco no perdonó.
Nieminen, sexto preclasificado, se mantuvo a la expectativa y hasta llevó al argentino a sacar 0-30 en algún pasaje del que sería el último parcial, pero nunca tuvo siquiera una chance concreta para recuperar la diferencia. Mónaco mantuvo siempre el break y, ya con el respaldo de saberse sacando para partido en el siguiente game, se la jugó en 5-3; allí reaparecieron las dudas del europeo, la concreción del argentino y el cierre del partido en una hora y diez minutos.
Octavo título, entonces, para la segunda raqueta argentina y top-ten durante 2012; es el séptimo que consigue sobre polvo de ladrillo y también el séptimo de categoría 250 (Hamburgo, el otro).
Además, la consagración en Dusseldorf le permitirá subir dos peldaños en el ranking y le devolverá el saldo positivo a su registro 2013, que hasta esta semana era de 10-11, producto de un magro inicio de temporada, con caídas en cinco debuts seguidos.
Ahora, la ilusión de Mónaco se mudará algunos kilómetros hacia el polvo de ladrillo parisino, donde buscará defender los octavos de final logrados el último año, y donde lo espera el español Daniel Gimeno Traver.
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