Garbiñe Muguruza juega con la confianza necesaria para destrozar la bola en
cada derecha. Y en cada revés, y en cada servicio. Esa vuelta de tuerca
mental que necesitaba para ganar dos torneos en una misma temporada se
ha palpado en el cemento caliente de Cincinnati. Donde no regaló casi
ningún golpe y lastimó con cada uno de ellos, hasta machacar a todas sus
rivales, física y mentalmente. Palo y palo. Muguruza, campeona por
primera vez en el WTA Premier 5 de Cincinnati, aplastó este domingo a la
rumana Simona Halep (6-1 y 6-0, en 56 minutos), quien luchaba para
trepar hasta la cima del ranking de la WTA por primera vez en su
carrera. El sábado, en semifinales, la española había vencido a la actual número uno, Karolina Pliskova. ¿Quién puede pararla?
“El
tenis está bien. Muéstrame que crees en él, tienes que creer”. El ruego
lo lanzó, en uno de los cambios de lado (ahora se puede hablar con el
entrenador), el australiano Darren Cahill, preparador de Simona Halep,
número dos del mundo. Qué difícil resulta creer ante esta Muguruza,
sobre todo porque para que deje de reventar cada bola hay que obligarla a
jugar forzada. Y allí es cuando sus rivales, desesperadas, fallan. Eso
le sucedió a Halep, obnubilada, presionada en cada tiro, sabiendo que si
su bola no iba cerca de las líneas, o al fondo de la pista, Garbiñe la
destrozaría. Entonces, imprecisa la rumana, cuando no se equivocó,
Garbiñe la destrozó. En nueve minutos, la española estaba ya 3-0, con un
break arriba. De ahí en adelante, fue una exhibición.
Las nubes iban y venían sobre la pista central del Lindner
Family Center. Para Garbiñe, fue sol en todo momento. De derecha, no
erraba, como ante Pliskova. Cometió solo cuatro errores no forzados en
el primer parcial y tuvo un 81% de acierto con el primer servicio, con
el que solo cedió cuatro puntos. Rompió el saque de la rumana en el
comienzo y en el final, siempre con tiros violentos, dándole a todo.
Cuando se ahogaba, de tanto pegar, Halep ya estaba repleta de fantasmas,
insegura y no lograba atacar correctamente. En 24 minutos, Garbiñe se
llevó la primera tanda por 6-1.
Simona Halep, siempre incomoda, lanzó un pelotazo al aire,
frustrada. Desde la estadística no estaba haciendo las cosas mal (71%
con el primer servicio, ocho errores son forzados en el primer parcial),
pero ante semejante Muguruza, pura furia y corazón, no hay números que
valgan. La rumana sucumbió en todo momento y Garbiñe no cedió, ni
siquiera cuando se encontró 3-0 arriba y tuvo dos puntos de break en
contra. Jugó a la perfección para salir del aprieto, sin resignar el
fuego de su derecha y definió los puntos con autoridad en la red.
Despertó un poco Halep tras aceptar el arrollador nivel de
Muguruza y la complicó con algunos tiros más agresivos, sobre todo
abriendo a Garbiñe hacia su revés y obligándola a golpear la derecha a
la carrera. La española aguantó el embiste, salvó dos bolas de break y
Halep sintió el golpe psicológico. Si no pudo entonces, no podría nunca,
y menos 6-1 y 4-0 abajo.
Con la rumana desarmada, Muguruza, pura confianza, terminó
con seguridad la paliza, ganando nueve juegos consecutivos desde 3-1 del
primer parcial y levantando su primer trofeo en suelo estadounidense.
56 minutos de puro fuego.
La tenista española encarará liberada la semana de
preparación hacia el US Open, que comienza el 28 de agosto. Por primera
vez en su carrera logra confirmar su buen momento y gana dos torneos en
una misma temporada. Ahora sumó cinco. En 2016 había triunfado solo en
Roland Garros, y este año, el único trofeo que levantó había sido
también en un Grand Slam, Wimbledon. En Cincy, en dos días
arrolladores, apabulló a la número uno y a la número dos del mundo. Ya
regresó al tercer puesto del ranking de la WTA. Convertirse en la
primera española en lograr tres Grand Slam distintos comienza a estar
más cerca que nunca. Y tiene 23 años.
Pablo Vande Rusten
EL PAIS
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