domingo, 12 de febrero de 2017

Tommy Robredo listo para el regreso: "Soy un afortunado"

Tommy Robredo está de vuelta. Después de un 2016 en el que una lesión de codo le apartó de las pistas más de seis meses y un inicio de 2017 con intervenciones en sus dos pies, el catalán regresa a la competición con energías renovadas. A sus 34 años -cumplirá 35 en mayo-, el jugador de Hostalrich tiene una larga lista de lesiones en su currículum.



Desde problemas de espalda en 2010, pasando por una larga tendinopatía en su pierna izquierda que le hizo pasar por quirófano en 2012, continuando por problemas de muñecas, caderas, hasta las dos lesiones más recientes. Una carrera marcada por dos periodos largos fuera de las pistas, pero también una trayectoria marcada por sus regresos. Robredo siempre vuelve.

Cuando se le repasa la lista de lesiones, el jugador español reconoce que hay algunas que no recuerda. Y al acabar con la última molestia citada, Robredo responde:

“¿Y lo afortunado que he sido de poder hacer lo que hago durante tantos años sin problemas?”, pregunta en voz alta. “Al final es el precio que uno paga cuando se da el 100% siempre, que tu cuerpo a veces lo sufre. De todas formas, para mí pesa más lo afortunado que he sido durante toda mi carrera”, continúa a ATPWorldTour.com en Buenos Aires.

El lado bueno de las cosas. Ver siempre la parte positiva. Poner lo bueno y lo malo en una balanza y destacar lo positivo. Robredo, correoso en pista y dotado del carácter optimista del que todo lo puede remontar, traslada su actitud en pista fuera de ella. Si las cosas vienen mal dadas, se podrá salir con la misma tenacidad y ganas que siempre tuvo en competición.

Curiosamente, una lesión fue su punto de inflexión. Entre 2011 y 2012, una tendinopatía en los isquiotibiales de su pierna izquierda fue mermando al español hasta el punto que tocó pasar por quirófano. Y si para muchos hubiera sido el peor de los momentos, para Robredo fue una bendición. O un contratiempo que llegó en el momento adecuado.

“La primera lesión que tuve me enseñó mucho”, reconoce. “Justo antes estaba en un punto de mi carrera en el que estaba muy cansado. Estaba jugando y si veía pasar un avión por encima deseaba subirme a él y volver a casa. Era increíble. En el momento en el que pasaba el avión, el partido se acababa. Estaba cansado, agotado, quemado y llevaba ocho o nueve años sin parar un sólo día. En ese momento, estás dos semanas de vacaciones y nunca acabas de desconectar. Piensas en aquello que quieres mejorar, en ese golpe que debes perfeccionar, en qué hacer la próxima semana. La máquina no paraba. Llegó un momento en que después de nueve años sin parar, ya no tenía más ganas”, confiesa después.

“Pero entonces vino la lesión y me sirvió para valorar lo que tenía, la oportunidad que tenía de hacer lo que hago. Me abrió los ojos en ese sentido”.

Y de una situación adversa, Robredo sacó la mejor de las enseñanzas: “Soy un privilegiado porque he hecho lo que me gusta y si en algún momento ha sido difícil, cuando estás en casa y sólo tú sabes lo mal que lo estás pasando, luego los momentos buenos que vienen hacen el contrapeso perfecto. Compensan”.

“La lesión me dio energías extras para tener tres, cuatro años muy buenos después. La lesión del codo sí que fue más un contratiempo pero soy de los que piensa en hacer borrón y cuenta nueva. Ahora los pies ha sido lo último, pero unas intervenciones muy pequeñas para poder acabar de limpiar todo el dolor. Vuelvo a estar aquí y creo que los dolores que he ido teniendo toda la vida ya están más que superados”, confirma el ex Top 10.

Para alguien que llegó a ser Top 5 en 2006, verse en el puesto 502 del Emirates ATP Rankings podría ser muy agobiante. No para Robredo. “Nunca he pensado en el ranking. O como mínimo no pienso en las matemáticas del ranking. Cuando era Top 10 y tenía que defender torneos, no llegaba a ese torneo pensando en defender los puntos. Al final, el mundo del tenis no para y durante todo el año tienes oportunidad de ir sumando puntos. Lo importante es jugar el máximo de semanas posibles a un buen nivel y eso hace que el resto venga solo”, explica.

Cuando en 2012 estuvo apartado de las pistas, Robredo cayó hasta el puesto 471 y semana tras semana, fue escalando posiciones hasta encontrarse de nuevo entre los quince mejores del mundo en abril de 2014. Fuera de las pistas en aquél entonces y fuera de las pistas la mitad de la temporada pasada, el español hace balance de su tiempo en casa.

“No te sientes atrapado porque cuando eres jugador de tenis estás mucho tiempo fuera y si estás fuera quieres estar en casa. Pero si estás en casa generalmente quieres estar en el tour. El problema es si estás cuando no quieres estarlo. Cuando no puedes viajar porque no puedes competir. Si ahora estoy en casa porque quiero, estaré encantado de estarlo. Pero si estoy porque tengo mal el pie y tengo que curarlo, al final el día es un calvario. Un estrés muy grande. Estás todo el día pensando qué hacer. Vas al fisioterapeuta, al médico, haces tratamiento. A veces es mucho más cansado hacer cuatro horas de tratamiento en la camilla que entrenar cuatro horas a tenis porque cuando juegas, disfrutas. Si no, la cabeza te va matando. El dolor lo opaca todo”.

La temporada empieza ahora para Robredo. Y lo hace con la energía de empezar de cero. “Para mí el tenis empezó como una pasión y de tanto preguntarme si era una profesión, también pasó a serlo. Es un poco de las dos cosas. Al final me gano la vida y es mi trabajo pero tengo la suerte que el tanto por ciento es muy igualado. A día de hoy, por ejemplo, es más una pasión. Para mí no es primordial el ganar o ganar dinero, es disfrutar con lo que hago. Tengo mucho ganado en eso: lo hago porque quiero, no porque lo necesite”.

Y sin necesitarlo, pero por pasión, el campeón de 2009 en Buenos Aires empieza con el contador a cero. Para seguir disfrutando de aquello que le hace sentir afortunado.

ATP

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