Ivo Karlovic se acercó a la oficina de canchas de práctica del Ecuador Open, escribió su nombre con lapicero de tinta azul en la planilla para apartar una pista de 11.30 a 13.30 y, además, especificó que buscaba compañero de entrenamiento. “Karlovic + looking”, se podía leer en la hoja. Letra legible. No había lugar a confusiones.
Se fue al hotel a dormir. Tal vez cuando regresara al Club Jacarandá al día siguiente, por fin tendría compañero de práctica y podría jugar algunos puntos. Pero cuando volvió a ver la planilla, nadie se había anotado en su cancha. En las otras casillas de la hoja se podía leer: “Bellucci + Monteiro”, “Estrella + Zampieri”, “Cerratani + Oswald”.
Todas las canchas de entrenamiento a las 11.30 contaban con al menos dos jugadores. Menos la del primer cabeza de serie del Ecuador Open. Por tercera vez durante su estadía en el ATP 250 de Quito —y por enésima en sus 17 años de carrera profesional— Ivo Karlovic debería practicar solo con su entrenador, el serbio Petar Popovic.
No se sobresaltaron. Solicitaron tres tarros de bolas y caminaron hasta la cancha siete mientras los aficionados miraban a Ivo con la boca abierta. Sus 2.11 metros de estatura suelen causar esas reacciones. Una vez en pista, Ivo comenzó a calentar y Petar Popovic realizó su propia rutina, como cuando competía en el circuito (se retiró en 2008 con 26 años).
“No es tan frecuente que entrene con otro jugador”, explicó Karlovic después de la jornada. “No les dan muchas ganas de practicar conmigo, pero no tengo problema con eso. A mi entrenador tengo que verlo casi todos los días al otro lado de la red”. Petar Popovic se rió al escuchar la respuesta. Suelen bromear al respecto.
A casi nadie le gusta practicar con Ivo por su derecha plana, el revés cortado y el potentísimo saque por el que ostenta el récord de más de 11.000 aces. Mientras la mayoría busca consistencia para ganar confianza, él trata de terminar los puntos lo antes posible. Su estilo incomoda. “No están acostumbrados a mi juego, y ellos no encuentran ritmo”.
“Pero me parece que es una ventaja esta situación”, prosiguió el ganador de ocho títulos del ATP World Tour y el No. 18 del Emirates ATP Rankings. “Entre menos entrenen conmigo, menos se van a acostumbrar a mi juego. Me gusta tener un juego único. Lo bueno de practicar con Petar es que puedo hacer trabajos específicos que necesite”.
Popovic, tres años menor que Karlovic, no es uno de esos entrenadores que se recuesta contra una pared a dar indicaciones. Él suda tanto o más que su jugador. “Entiendo a los otros jugadores porque en serio hay cero ritmo jugando contra Ivo. Entonces a mí me toca mantenerme en forma para entrenar con él. En vacaciones practico por mi cuenta unas tres veces por semana y voy al gimnasio”. No es para menos. Cada día lo esperan saques de más de 200 kilómetros por hora.
La situación ha fortalecido la relación entre ambos. Karlovic no sabe si algún día alguien va a escribir el nombre junto al suyo en la casilla de práctica, pero la compañía de Petar es una certeza. “Antes que nada, Petar es un amigo. Y luego alguien con quien he trabajado en los últimos tres años. Estamos mucho tiempo juntos y la pasamos muy bien. Es muy gracioso”.
“Me gusta encargarme de que todo esté perfecto, pero también que nuestra relación sea divertida”, intervino Petar Popovic. “A veces le digo: ‘Tómate esto, haz esto’. Y él dice: ‘Sí, papi’. Es gracioso porque él es mayor y más alto que yo. Siempre encontramos formas de reírnos. Mejor que sea así, porque en un año veo más a Ivo que a mi esposa y mis hijos”.
ATP
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