Melbourne (Australia), 18 ene (EFE).- El argentino David Nalbandian, amarrado a un partido épico de casi cinco horas de duración, sobrevivió a dos puntos de partido que tuvo su rival para terminar con las expectativas del ídolo local Lleyton Hewitt, al que despidió en la primera ronda del Grand Slam inicial del curso (3-6, 6-4, 3-6, 7-6(1) y 9-7), y profundizar en la herida australiana.
La lucha fue una batalla sin tregua entre dos jugadores amarrados al torneo. Tras cuatro horas y 48 minutos, Nalbandian se sobrepuso a todas las adversidades. Al aliento que el público proporcionó a su rival. Y a las amenazas físicas que a última hora ponían en evidencia su supervivencia en el Abierto.
Es Hewitt el último superviviente del glorioso tenis oceánico. Representa el de Adelaida los últimos triunfos de un deporte que llenó de gloria a Australia. Pero que últimamente carece de referentes.
Lleyton Hewitt hace tiempo que está de vuelta. Dimitió años atrás de la lucha. Y se ha quedado como símbolo del recuerdo al que se agarran unos seguidores ávidos de buenas noticias. Es doloroso para ellos ver como su último referente salía de pista Rod Laver para no regresar en esta edición. Sin ganar un solo partido.
El tenista australiano, que llegó a ser número uno del mundo, finalista en el Melbourne Park en el 2005 y poseedor de dos Grand Slam, uno en el Abierto de Estados Unidos y otro en Wimbledon, Recela a asumir su declive con veintinueve años.
Los títulos de Halle en el 2010 y de Houston en el 2009 parecen ser los últimos coletazos de una carrera que hasta ahora acumula 28 triunfos pero que dejó atrás la etapa más gloriosa.
Aún sin olvidar la lesión de cadera que le obligó a estar cinco meses fuera de la competición, mantuvo el tipo durante más de cuatro horas para evitar su despedida precipitada del Abierto de Australia. Se agarró a la pista hasta el final. Y obligó a su rival a un gasto extremo.
Viene Nalbandian buscando su rumbo de nuevo. Superados sus contratiempos físicos, frecuentes en el último año que le han restado continuidad, aunó la fe a su enorme talento. Los numerosos errores cometidos (83) le dificultaron la tarea. Tuvo que recurrir a la garra. Ejecutar una gesta.
El tenista de Córdoba, de la misma edad que su adversario (29) tiene su tope en las semifinales del 2006 en sus ocho participaciones en el primer Grand Slam del curso. Se lo perdió el pasado ejercicio. Lesionado. Y en el 2009 se quedó fuera en segunda ronda.
Nalbandian se medirá ahora al lituano Richard Berarnkis, verdugo de otro local. Marinko Matosevic, invitado del torneo, que cayó por 6-4, 6-2 y 7-5.
También sufrió el decimotercer favorito. El francés Jo Wilfried Tsonga, finalista en el 2008 y semifinalista el pasado año. Tuvo que remontar ante el alemán Philipp Petzschner, que nunca ha ganado un partido en el cuadro principal del Abierto de Australia (4-6, 2-6, 6-2, 6-3 y 6-4).
Tsonga se enfrentará al italiano Andreas Seppi, que también jugó cinco mangas y ejerció una reacción contra el francés Arnaud Clement que terminó por proporcionarle la victoria (3-6, 2-6, 7-5, 6-3 y 6-2).
EFE
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