Los 38 años que reposan sobre sus piernas no son impedimento para que Rubén Ramírez Hidalgo siga impartiendo su tenis en el circuito. El veterano jugador español ha pasado a la historia este jueves, convirtiéndose en el primero en alcanzar las 400 victorias en el ATP Challenger Tour, después de alcanzar los cuartos de final en Chengdu (China) frente al croata Ante Pavic por 3-6, 6-3, 7-5 tras dos horas y 9 minutos.
La marca llega después de una dilata carrera con 18 temporadas como profesional. Y es que el alicantino debutó en 1998. Desde entonces ha ido encadenando triunfos hasta firmar la mágica cifra. “Llevaba un tiempo, alrededor de un año sabiendo que esa marca era posible. Me hacía ilusión conseguirla. Este año he ido viendo cada vez que ganaba, que me acercaba. Y cuando llegué a Chengdu sabía que me quedaban dos partidos para conseguirlo”, reconoce a ATPWorldTour.com.
El triunfo se produjo además lejos de su territorio favorito. Forjado sobre la tierra batida, Ramírez Hidalgo ha desarrollado gran parte de su carrera sobre la superficie más lenta. Sus condiciones y estilo de juego le han destacado como un consumado especialista en arcilla. Sin embargo, el triunfo número 400 fue el primero de 2016 sobre pista dura.
“Estoy contento por haber ganado y sobre todo porque es prácticamente el primer torneo que juego este año en rápida, una superficie de la que siempre estoy escondiéndome. Estas dos victorias me han venido muy bien. He jugado dos buenos partidos y estoy contento de lograr las 400 victorias”, revela el español.
A pesar de que en mayo de este año llegó a caer hasta el Top 318 del Emirates Ranking ATP, su actuación en el Challenger de Chengdu le ha concedido los puntos necesarios para asegurarse el retorno al Top 200. “El año pasado estuvo con problemas físicos y no lo pasé muy bien. Este año he empezado encontrándome mejor, me recuperé y aunque llegué a tocar el No. 320, me sentía bien físicamente y jugando bien. Le he puesto moral para mejorar mi ranking. Pensaba que conforme estaba jugando, realmente no lo merecía. Quería bajar del 200 y ya lo he conseguido”, explica.
Y es que la edad no es impedimento para que siga luchando. “Si a mi edad a alguien no le gustase el tenis ya habría colgado la raqueta. El tenis me encanta y sigo disfrutándolo”. Tampoco es obstáculo para que renuncie a objetivos y marcas. “Llevo años en los que nunca me he marcado objetivos, pero quiero acabar decentemente, tener el mejor ranking que pueda y ver hasta dónde puedo llegar. Soy consciente de mis límites pero creo que puedo mejorar, no sé hasta dónde pero voy a darlo todo hasta final de año. A ilusión y ganas no me gana nadie”.
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