Ni altitud, ni necesidad de adaptación ni nada. Rafael Nadal se acomodó sin dificultad a la veloz superficie de la Caja Mágica y vivió un plácido estreno bajo el sol, que en mayo ya comienza a derretir cabezas, sobre todo las del respetable, incluida la de Cristiano Ronaldo, doble capa de gomina para la ocasión. Disfrutó Nadal de la primavera madrileña ante Marcos Baghdatis (6-1 y 6-3, en una hora y 22 minutos) gracias en parte a su buena tarde con el servicio, gracias también a la escasa resistencia de un rival del que hoy solo queda un bello recuerdo a pesar de su edad, 25 años, los que está a punto de cumplir el número uno del mundo.
En 39 minutos, el defensor del título se había apuntado el primer parcial tras quebrar en tres ocasiones el saque de su oponente. Nadal concedió apenas tres puntos con su servicio en esta manga, dos de ellos con el primero, y manejó su derecha con soltura y confianza ante un Baghdatis desconcentrado, sin fe ni energía para afrontar semejante empresa. El chipriota lucha por asomar de nuevo la cabeza tras varios años de infortunios, marcados por diferentes lesiones en un tobillo, la espalda, las costillas, una muñeca, un hombro, problemas respiratorios... pero aquella final del Abierto de Australia perdida en 2006 ante Federer se ve hoy tan lejana.
Sin una condición física adecuada, y Baghdatis no ha vuelto a recuperarla desde 2008, enfrentarse a Nadal sobre una pista de tierra es como cruzar el Sahara sin agua, en palabras de un tenista estadounidense que en su día sufrió los rigores de la raqueta balear. Nadal no paró tras el cambio de tercio. Volvió a quebrar de salida -en blanco- el saque de su rival, suficiente para certificar la clasificación en un día en que no concedió un solo punto de ‘break’. Sólo faltó algo de precisión -diez errores con la derecha-, circunstancia lógica en el partido del debut.
Nadal se medirá el jueves a Del Potro, lanzado en la ‘arcilla’ europea, campeón la semana pasada en Estoril y ya en la tercera ronda de Madrid tras superar unos problemas físicos en el aductor durante su partido del martes ante Youzhny. No se rsesintió ante Marin Cilic, al que liquidó con mayor celeridad de la esperada, 6-3 y 6-0 en poco más de una hora. “Del Potro es el peor rival que me podía tocar en la tercera ronda, pero es lo que hay”, se resignó Nadal. Español y argentino solo se han medido una vez sobre tierra, en Roland Garros 2007, un precedente demasiado lejano, resuelto a favor del balear en tres mangas.
Fuente: El Mundo.es
Oscar Formet
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