viernes, 30 de enero de 2015

Djokovic tuvo más resto y superó a Wawrinka en cinco sets. Irá por título.

Las armas están preparadas y la puntería afinada. La Rod Laver Arena augura una de las grandes batallas de este Abierto de Australia y se viste de gala para recibir a los gladiadores. En Melbourne Park, Novak Djokovic, No. 1 del mundo, y Stan Wawrinka, vigente defensor del título, saltan a la pista central para mirarse a los ojos y discutir el pase a la final. Y la balanza cae del lado del serbio por 7-6(1), 3-6, 6-4, 4-6 y 6-0 tras tres horas y treinta minutos.



Sólo Roger Federer en activo presenta tantos trofeos en la pista dura australiana como el de Belgrado. Djokovic pasea ya por territorio aussie con 49 victorias en su carrera y quiere buscar la número 50 en las Antípodas para certificar su condición de pentacampeón. Lo dejó claro desde los primeros instantes del encuentro ante Stan Wawrinka, un rival ante el que había protagonizado duras maratones a cinco sets en los últimos tres enfrentamientos en los que se habían visto las caras en un Grand Slam (el tercero consecutivo en el Australian Open). Y la historia volvió a repetirse.

El partido marchaba a toda velocidad desde el inicio. En los primeros quince minutos el marcador ya lucía un empate a tres, gracias a la solidez en el servicio desde ambos lados de la pista, donde no había concesión alguna al rival. Hasta que Wawrinka dio un paso adelante. Subió el listón de agresividad y rompió el pacto de no agresión. Se intercambiaron reveses punzantes y derechas mortales. El suizo aprovechó su primera opción para quebrar el servicio de Djokovic en el séptimo juego y el serbio no dudó en devolverlo, en blanco, en el octavo. 100 por cien de efectividad en oportunidades de break.

Djokovic no perdió el impulso y apretó las clavijas al No. 4 del Ranking Emirates ATP. Tanto que en el siguiente juego al resto encontró petróleo en forma de dos nuevas opciones de quiebre. Pero no pudo aprovecharlas. Wawrinka se defendió con su servicio y logró salvar la situación para llegar hasta el tie-break. Un espectacular globo del serbio, que sirvió para firmar su primera ventaja, fue el punto de inflexión que le permitió poner rumbo hacia un desempate impecable en el que se impuso por 7-1.

Era el tercer tie-break que Djokovic afrontaba en el torneo, el tercero que caía a su favor (los anteriores fueron ante Fernando Verdasco y Milos Raonic). Por su parte, los 15 errores no forzados y el descenso de sus prestaciones en el saque, a través de un porcentaje de puntos ganados con el primer servicio del 67 por ciento y tan solo un 57 por ciento de saques acertados a la primera, condenaron al suizo. Y cerca estuvo de padecer el mismo castigo en el primer juego de la segunda manga, donde Djokovic disfrutó de dos nuevas opciones de break, que no pudo convertir.

Sin embargo, un error no forzado del serbio, el más doloroso: una doble falta, concedió la ventaja al suizo en el sexto juego del segundo set (2-4). Volvía a repetirse la situación de la manga inicial. Pero esta vez los latigazos de revés de Wawrinka sí castigaron a su rival para consolidar su ventaja. El de Lausana conservó su saque para apuntarse el parcial (3-6).

Djokovic resistió ante la versión más brillante del suizo, que amenazó su servicio inicial en el tercer set hasta en dos ocasiones. No solo contuvo el mejor momento en el partido del helvético, sino que fue capaz de esperar su oportunidad para aprovechar la primera opción de rotura que se le presentó en el segundo juego, poniendo tierra de por medio en el marcador (3-0). Lejos de venirse abajo, el suizo recuperó la desventaja con un nuevo break, esta vez en blanco, y devolvió el parcial de tres juegos (3-3). Sin embargo, a Wawrinka seguía sin funcionarle el primer servicio. Tanto que terminó el tercer parcial con solo un 52 por ciento de puntos ganados con el primero. Así, Djokovic sacó adelante un set en el que sólo conectó 4 winners. Su segundo quiebre en el décimo juego fue decisivo para apuntarse la manga (6-4).

A pesar de los buenos números en el servicio que durante los días anteriores habían demostrado, tanto Djokovic como Wawrinka, el resto seguía marcando la pauta en el partido. Tanto que a un break inicial en el cuarto set del serbio respondió inmediatamente otro del suizo. El de Belgrado dejó su registro de puntos con el primer servicio en este parcial por debajo del 70 por ciento por primera vez y lo pagó, a la par que el de Lausana aprovechó para hacerse con casi la mitad de los puntos que disputó al resto. Así llegó un nuevo quiebre y la victoria en el cuarto set (4-6).

Por cuarta vez consecutiva en un partido de Grand Slam entre Djokovic y Wawrinka, el triunfo final debía resolverse en el quinto parcial y por tercera vez seguida, el serbio iniciaba un set rompiendo el servicio de su rival. Era su quinta rotura del partido. En veinte minutos, dominaba la última manga (3-0). El número uno alcanzó su velocidad máxima de crucero para poner rumbo hacia la final del Australian Open, después de firmar un inmaculado set en blanco (6-0).

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