PARÍS -- Toda la gloria. Rafael Nadal tuvo una gran reacción luego de un gran comienzo de Novak Djokovic, se impuso por 3-6, 7-5, 6-2 y 6-4 y ganó por novena vez en su carrera el título de Roland Garros. Además, en esta ocasión, con un doble plus: se aseguró el número uno del mundo y alcanzó a Pete Sampras en cantidad (14) de festejos en Grand Slam.
Desde el inicio se vio a Novak Djokovic con la intención de tomar la iniciativa. Con mayor agresividad, el serbio marcó el pulso en el comienzo del encuentro. Después de siete games con dominio de los sacadores, llegó la primera oportunidad desde la devolución. Igual, hubo trabajo extra ya que Rafael Nadal levantó dos puntos de quiebre, con una derecha paralela y un saque al cuerpo, pero no pudo en el tercero: un tiro ancho y 5-3 para el balcánico.
El primer set estaba bajo control de Djokovic, pero antes algunos apuros. Los nervios le ganaron una pequeña batalla y jugó un game fuera de la rutina. Como pocos aciertos de primer servicio, haciendo un saque y red en el 0-30, jugando un drop largo en el 15-30. Así quedó doble break point abajo. No obstante, recibió un guiño por parte de Nadal, que, con la ventaja, jugó corto y terminó fallando dos derechas, un poco acelerado (una enganchada) en un momento en el que debería predominar la calma. Finalmente, ordenado de nuevo, 6-3 para el serbio en 44 minutos.
Nadal acomodó las ideas en el segundo set. Tomó menores riegos, buscó altura y profundidad en sus tiros y sí apostó a los tiros ganadores cuando la bola le quedó cómoda. Además encontró un aliado: la poca efectividad de Djokovic en los puntos jugados con su segundo servicio (4 de 13). El español consiguió quebrar en el quinto game (4-2), pero no pudo mantener la ventaja en un pasaje raro, con doble falta incluida en un punto clave para quedar doble break en contra. Sin embargo, el ibérico estuvo más fino con sus impactos (concretó 17 winners en el segundo set; 5 en el primero) en el cierre, golpeó de nuevo con la devolución y selló un 7-5 en una hora de acción.
Con la paridad en el marcador, Nadal aprovechó el envión anímico y sacó una clara ventaja en el inicio del tercer set. Encontró un bache en el juego de Djokovic, que entregó malos síntomas hacia el otro lado con una seguidilla de saque y red (uno le costó el quiebre, inclusive), y ganó 20 de 25 puntos. Se puso 3-0, cómodo. Hubo un intento de reacción del serbio, que lo puso en aprietos con la devolución en dos ocasiones seguidas. Impotencia, con su raqueta estrellada en el piso, por el lado de Djokovic por no poder aprovechar su momento. El español levantó un par de puntos de breaks, el segundo en un game que duró más de diez minutos. Nole, extrañamente errático, se despidió del set con una derecha larga.
El balcánico tardó en cambiar el aire. Claras señales de cansancio dejaron todo servido para Nadal, que supo sacar la ventaja en el sexto game (4-2) y parecía tener la historia controlada. Sin embargo, el español también tuvo un bajón físico. La intensidad del encuentro le jugó en contra a ambos. Djokovic reaccionó rápido, contestó con su devolución y, acto seguido, puso la paridad en el 4-4. Pero llegó la recuperación del ibérico, tal vez de manera inesperada. Ganó su servicio y levantó un 0-30 ante el saque de Djokovic. Cierre bárbaro con cuatro puntos consecutivos para obtener su noveno título en Roland Garros.
Con el triunfo, Nadal cortó una racha de cuatro caídas seguida ante Djokovic, incluida la reciente final en el Masters 1000 de Roma, sobre clay. Ahora el historial, el mayor en cantidad de partidos jugados, lo tiene 23-19 al mando (14-4 sobre polvo de ladrillo.
Djokovic, nuevamente, se quedó con las ganas de festejar en Roland Garros, donde ya había caído en la final de 2012. El certamen parisino es el único de los Grand Slam que se le sigue negando.
ESPN
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