Si existe un tenista al que enfrentarse no suele ser agradable, al margen lógicamente de los Roger Federer, Rafa Nadal o Novak Djokovic, ese no es otro que el francés Gilles Simon. Sólido desde el fondo de pista, tenerlo al otro lado de la red supone un ejercicio de paciencia. Sus golpes, en especial, el revés, y su capacidad para contraatacar y recuperar bolas imposibles suelen ser motivo de complicación para cualquiera. Así se explica que haya sido capaz de vencer a todos y cada uno de los actuales Top 10.
Calidad, resistencia, el caso es que el tenista de Niza encuentra el mejor lugar para desplegar su juego en Bucarest. En el ATP 250 rumano, suma tres de las diez coronas conquistadas hasta la fecha y una impresionante racha de 16 encuentros sin conocer la derrota. Sin la presencia de los mejores del mundo, descansando de cara a las citas de Madrid y Roma, o disputando el emblemático torneo de Barcelona, Simon se encuentra la oportunidad de brillar como nunca en la capital rumana.
Este año no será así. Un contundente derrota en semifinales contra Lukas Rosol (6-2, 6-3), el verdugo de Nadal en Wimbledon, se lo impedirá. Una pena porque Bucarest representaba hasta hoy un oasis en el rendimiento sobre polvo de ladrillo de Simon. Y es que el galo nunca ha sido un auténtico especialista en tierra. Jamás ha pisado unos cuartos de final en Roland Garros ni los citado Madrid o Roma, los templos por excelencia de la superficie más lenta del circuito, y sólo la victoria en Casablanca en el lejano 2008 o en Hamburgo 2011, más las semifinales del curso pasado en el Principado dan algo de brillo a un palmarés que se basa exclusivamente en las grandes prestaciones obtenidas en pista dura.
En pista dura y cubierta, porque sorprendentemente para un jugador de sus características en el que el servicio no es de vital importancia, es ahí donde encuentra sus mejores resultados. Semifinalista de la Copa Masters en 2008 y finalista en el Masters 1000 de Madrid cuando se celebraba sobre indoor, seguramente en este nuevo curso, será aquí donde vuelva a destacar y donde apure sus opciones de volver al Top 10, ese grupo de estrellas de las que no pertenece desde hace casi cuatro años.
Destronado en Bucarest, de nuevo la tierra parece jugarle una mala pasada. Así es Gilles Simon, el hombre para el que correr y correr en una pista jamás fue un problema. Más bien,todo lo contrario, una bendición.
Julio Muñoz
Punto de Break
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