David Ferrer se ha proclamado campeón del torneo de Buenos Aires después de superar en la final a Stanislas Wawrinka por 6-4, 3-6 y 6-1, un triunfo que le sirve al español para revalidar el título que obtuvo el pasado año. Intratable en la tierra batida argentina, Ferrer ha confirmado que sigue en estado de gracia.
Es la continuación del tenista que lo bordó en 2012, un nuevo trofeo que sumar a su extensa lista. Lleva 20 títulos y este año ya se había estrenado en Auckland antes de alcanzar las semifinales en el Abierto de Australia. Desde entonces, Ferrer se ha tomado un respiro porque se lo exige su cuerpo y en el regreso ha impuesto su ley.
Wawrinka le exigió en la final. El suizo, cuyo revés a una mano es una maravilla, se quedó sin fuerzas en el tercer set cuando se le había puesto todo de cara, pero hasta entonces luchó con valentía, agresivo para minimizar los golpes del español. Empezó con un ilusionante 3-1 y sin embargo fue volteado cuando despertó Ferrer.
El cuarto del mundo afinó en el resto y cocinó desde ahí su triunfo. Le fue dando ritmo a su derecha y las piernas respondieron como siempre, un tenista inagotable. Con paciencia, supo desactivar a Wawrinka cuando más peligroso estaba el partido.
Porque Wawrinka se anotó el segundo set con autoridad y se puso con 1-0 y saque en el tercero, situación inmejorable para él. Su problema es que enfrente estaba David Ferrer, un ejemplo único de sacrificio, orgullo y talento. Enlazó seis juegos definitivos y volvió a ganar en Buenos Aires. Ya son 20 títulos.
ABC.es
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