Caprichosos el sol, jugaba con las nubes al escondite mientras, implacable, golpeaba a los asistentes del Estadio Manolo Santana de la Caja Mágica, refugiados en sombreros de paja y abanicos de papel. Todo era válido para protegerse de los durísimos golpes de calor.
Igual de implacables y durísimos eran los golpes de los actores principales de la primera semifinal del Mutua Madrid Open. Tomas Berdych y Juan Martín del Potro, rojo y azul, intercambiaban raquetazos secos que dejaban un halo de eco en los oídos de los espectadores y una marca perenne sobre el azul.
Ambos tenistas, con un mismo sentido del juego, golpeaban duro y plano, compactado, sin otro objetivo que derrotar al rival con la velocidad de la mano antes que con la de las piernas. Favorecidos los dos jugadores por la altura de Madrid y por la de sus propios cuerpos (198 centímetros del argentino por 196 del checo). La red, tan abajo de sus vistas que parecía insignificante, apenas era obstáculo para sussaques, vertiginosos 200 kilómetros por hora por encima de la cinta.
No obstante, los resortes de Del Potro encontraron un fallo en el de Berdych en el cuarto juego, y cogió carrerilla el argentino, aguantando sus servicios y soportando los del checo. Pero con 5-4 y saque, al argentino le falló el engranaje y cedió su servicio en blanco para que Berdych recuperara la ventaja perdida.
El número 7 del mundo no quiso dejar pasar la oportunidad de ser protagonista en la fiesta del domingo y apuró sus derechas atronadoras para intentar cerrar el set al resto. Bajo la toalla, Del Potro sacudía evemente la cabeza en señal de desaprobación, perder su saque en blanco había sido muy duro.
Resbalón en la muerte súbita
Hasta dos remates respondió el de Tandil, al que no le sentó bien perder la ventaja, pero el público, contagiado por los gestos de frustración se volcó con él y con tres estupendos saques evitó cerrar la manga antes de la muerte súbita. En ella, Berdych tomó la delantera y se puso 5-1 arriba, con golpe de calor en la grada incluido. Desorientado, Del Potro fue de un lado para otro, sin encotnrar los apoyos, seguros y necesarios, para golepar como sabe. Allí sí estaba Berdych. Aunque el argentino no había dicho la última palabra y llegó a empatar a 5, regaló con su saque una bola de set que se encargó Berdych de subir al marcador.
Clavado en la pista después de un resbalón que le desequilibró, Del Potro miró al azul, desafiándolo porque no tuvo más opción que ver pasar dos derechas de Berdych, al otro lado del mundo desde su posición, que le hicieron perder el primer saque del segundo set. Berdych, aupado en su propia confianza, lo vio todo resuelto, pero el argentino no tardó en darse cuenta de que el partido se le escapaba y amenazó desde su derecha. Con el puño cerrado y un grito de alivio contenido festejó la recuperación del break y el empate a 3. A partir de ahí, unanueva muerte súbita fue inevitable.
Eléctrica como la primera, también Berdych se puso pronto en ventaja, pero poco a poco, Del Potro fue comiéndole el terreno y salvó una primera pelota de partido con un espléndido saque. Pero no pudo con la segunda, porque el saque le correspondió a Berdych y el checo, increíble en esta semana en Madrid, firmó su primera final en el Mutua Madrid Open.
ABC.es
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