No es territorio inexplorado. Stan Wawrinka navega en aguas conocidas, acostumbrado en las últimas temporadas a habitar en las rondas finales de los Grand Slams. Y casi siempre a ritmo de remontadas, de batallas épicas. Concretamente en París, en sus últimas tres participaciones siempre ha alcanzado al menos las semifinales. Y este viernes volvió a ganarse una plaza en la última ronda de Roland Garros al remontar ante el No. 1 del Emirates Ranking ATP Andy Murray por 6-7(6), 6-3, 5-7, 7-6(3), 6-1 en cuatro horas y 34 minutos.
El suizo, que presenta un inmaculado récord de 3-0 en finales de Grand Slam, se presenta en la lucha por el título en París por segunda vez en su carrera. En su anterior presencia en 2015 se impuso a Novak Djokovic y este domingo espera rival que saldrá del duelo que enfrenta a Rafael Nadal y Dominic Thiem.
La declaración de intenciones del suizo fue clara desde el inicio. Solo un juego –en blanco y con tres golpes ganadores– bastó para proclamar en la Philippe Chatrier su propuesta ofensiva, que terminó con 87 winners y 77 no forzados en su cuenta. Wawrinka buscó siempre la iniciativa, tratando de ganar la pista y tirando siempre con sentido.
No obstante, el suizo fue el primero en mover ficha. En el octavo juego quebró el servicio de Murray, que respondió de inmediato. Ambos se agarraron a sus opciones, desplegando su mejor versión. Así, la manga se resolvió en un tie-break de alternativas, donde el suizo dejó escapar un punto de set (5-6). El escocés no sólo lo salvó si no que encadenó tres puntos seguidos para asegurarse el parcial (8-6).
Pero el cabeza de serie No. 3 lejos de marcharse del partido, saltó en el segundo set dispuesto a recuperar el terreno perdido. Y, de nuevo, con un arsenal de ganadores fue desmontando a Murray, que entregó 2 breaks en las 3 oportunidades que concedió, para anotarse el segundo parcial por 6-3.
A partir de entonces la batalla alcanzó su máxima expresión. Había que sudar cada intercambio, sin regalos ni puntos gratis. Murray aprovechó la escasa fiabilidad con el servicio de su rival, para imponerse en el cuerpo a cuerpo al resto. Mientras Stan propuso, Andy dispuso. Y a pesar de que Wawrinka se adelantó 0-3 en el tercer set, un 46% de puntos ganados con el primer servicio pasó factura al helvético. El No. 1 del mundo convirtió 3 de 5 en opciones de break para cerrar la manga 7-5.
En el cuarto set el servicio dictó el guion de la escena por primera vez. A un 89% de puntos con el primer saque de Murray respondió Wawrinka con un 82%. En ese contexto de fiabilidad, el set estaba abocado a resolverse en el desempate, que esta vez se resolvió del lado del suizo cuando el reloj marcaba las cuatro horas de juego.
Perder el tie-break enfrió a Murray y sirvió como lanzadera a Wawrinka, que voló hacia la victoria. Su tenis fluyó como nunca y en tan solo 30 minutos cerró la quinta manga, sumando su décima victoria seguida sobre tierra batida. A las cuatro que encadenó en Ginebra para recopilar el título número 16 de su carrera, añadió las seis que presenta ya en París.
Este domingo el suizo disputará su partido número 50 en Roland Garros, donde registra un récord de 38-11 en su carrera. Además, el helvético de 32 años ha estado presente en una final de Grand Slam por temporada desde 2014. Y aún no ha perdido ninguna: Abierto de Australia 2014 (d. a Nadal), Roland Garros 2015 (d. a Djokovic) y US Open 2016 (d. a Djokovic).
ATP
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