miércoles, 1 de febrero de 2017

El renacer de Grigor Dimitrov

El Open de Australia 2017 deja otros protagonistas más allá del campeón Roger Federer y del subcampeón Rafa Nadal. Y uno de ellos, sin duda, es un Grigor Dimitrov que cayó tras tener al manacorí contra las cuerdas en las semifinales y que se ha convertido en una de las grandes sensaciones del inicio del 2017.



Tras varios años en la élite caracterizados por un enorme talento y una irregularidad igual o mayor, el búlgaro ha vivido una segunda explosión en este 2017. La primera, la que más prometía, llegó en 2014, pero pronto se apagó. Tras coger carrerilla a finales de 2013 con su título en Estocolmo, el búlgaro fue una de las sensaciones del circuito hace tres temporadas.

Dimitrov alcanzó el top10 por primera vez el 7 de julio de 2014 , justo después de caer en semifinales de Wimbledon tras ganar a Murray en cuartos. Dimitrov obligó obligar a Novak Djokovic a jugar cuatro sets contra él antes de ceder en su intento por alcanzar la final. Sus semifinales semanas después en el Masters 1000 de Canadá, los octavos de final del US Open y la final en Estocolmo parecían hacer ver que el búlgaro llegaba para quedarse tras un año brillante: cuartos de final en Australia, semifinales en Roma y títulos en Acapulco, Bucarest y Queen’s. De los torneos grandes, solo falló en Roland Garros, con una temprana derrota de salida.

Sin embargo, la irregularidad ha marcado el camino de Dimitrov a lo largo de las dos últimas temporadas. El desde este lunes número 13 del mundo se hundió hasta el puesto 40 en julio de 2016, tras dos años en los que los resultados no llegaban.

El 2015 arrancó bien, con unas semifinales en Brisbane. Pero nunca pudo superar esta ronda, solo alcanzada también en Estambul. Los octavos de final en Australia y los cuartos de final en Montecarlo y en Madrid fueron las únicas noticias positivas en los grandes torneos, con un adiós a la primera en Roland Garros, una tercera ronda en Wimbledon y una segunda en el US Open.

El salto con Dani Vallverdú

A pesar de las finales en Sídney y en Estambul y las semifinales de Delray Beach, el 2016 tampoco arrancó bien para Dimitrov. En verano, el búlgaro decidió contratar a Dani Vallverdú, extécnico de Andu Murray, Tomas Berdych y Juan Martín del Potro, como nuevo entrenador. Ha sido con él con quien ha dado el salto cualitativo que se esperaba de un jugador de sus características.

Avisó ya en la recta final de 2016, alcanzando la final de Pekín, las semifinales en Cincinnati, en Chengdu y en Estocolmo y los cuartos de final en Canadá. Además, en el US Open solo cedió en octavos de final contra Andy Murray. Su inicio de 2017, sin embargo, es el que le ha hecho dar el salto cualitativo: campeón en Brisbane, a punto estuvo de alcanzar la final del Open de Australia la pasada semana.

En total, diez victorias por una sola derrota. Es decir, en solo dos torneos, casi un tercio de todas las que consiguió en la temporada 2015 (13) y 2016 (39) y el doble de las que acumulaba a estas alturas en el inicio de su 2014 talismán.

Las claves, una mayor fortaleza con el primer servicio y, sobre todo, un mayor control desde el fondo de la pista. Con mucha agresividad con el drive, pero con mucha intención al mismo tiempo. El búlgaro ha mejorado en seguridad al resto, pero, al mismo tiempo, Vallverdú ha sido capaz de darle la calma que necesitaba. Su revés a una mano vuelve a enamorar y logra aguantar desde el fondo de pista con la derecha.

Esa bajada del rendimiento con el saque fue una de las razones que debilitaron su extraordinario partido contra Nadal en semifinales. El búlgaro, a priori superior al manacorí (quien pese a todo ha mostrado una gran mejoría en este inicio de 2017) con su servicio, igualó prácticamente el porcentaje de puntos ganados con el primero con el español.

Y, sobre todo, volvió a errar con el que está siendo uno de sus pocos aspectos pendientes de mejora en este inicio de 2017: el segundo saque. La comparación entre su fiabilidad casi total en puntos ganados con el primero y ese segundo es significativa: esta baja de un 74% a un 52%. Un descenso del 22% superior al 20% de Federer (77% a 57%), al 19% de Wawrinka (73% a 54%) y al 18% de Djokovic (73% a 55%), por el apenas 10% de Nadal (71% a 61%). Eso sí, levemente mejor que el 23% de Murray (75% a 52%) y que el lógico amplio descenso de Raonic (del espectacular 81% de puntos con el primero al 55% con el segundo).

En definitiva, en comparación con las grandes raquetas del circuito, solo Murray tiene un porcentaje de puntos ganados con el segundo saque igual al del búlgaro. Todos los demás ‘cracks’ mejoran esa estadística. Uno de los pocos peros que se pueden poner en el inicio de un 2017 en el que el juego de fondo acompaña, el primer servicio ayuda y la confianza está por las nubes para que Dimitrov se convierta, por fin, en la gran sensación del circuito.

Las temporadas de Dimitrov en el circuito (victorias-derrotas)

2008: 0-1
2009: 4-6
2010: 3-2
2011: 18-25
2012: 24-19
2013: 37-23 - 1 título
2014: 50-18 - 3 títulos
2015: 33-22
2016: 39-26
2017: 10-1 - 1 título

MARTA PÉREZ
Mundo deportivo

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