Contra un rival conocido, sobre una superficie que es sinónimo de tenis en nuestro país y ante un público apasionado como siempre. El equipo argentino de Copa Davis se prepara para comenzar una nueva edición del certamen en un escenario muy familiar. Aunque la serie de primera ronda del grupo Mundial ante Italia, que se jugará el fin de semana en Parque Samiento, representa también una situación inédita: por primera vez en su historia, Argentina defenderá el título. Los capitaneados por Daniel Orsanic se encuentran ante un desafío lindo y distinto, pero también complicado, porque los rivales llegaron con su mejor equipo y la formación albiceleste tiene varios ausentes de peso y algunas dudas que siguen preocupando un poco. Sin embargo, los argentinos miran el duelo con optimismo.
"Ausencias hay siempre. Este equipo es casi el mismo que jugó la primera serie del año pasado. Y en ese momento no se hablaba de ausencia, sino de los cuatro jugadores que estaban para representarnos. Hoy es lo mismo. Nosotros elegimos a estos cuatro jugadores y confiamos que nos va a representar con dignidad", aseguró ayer el capitán argentino, que no tuvo un trabajo fácil en el armado del cuarteto que irá por la victoria en la primera ronda ante los italianos.
Juan Martín Del Potro y Federico Delbonis, las dos figuras del triunfo ante Croacia en la final de Zagreb, decidieron no jugar. El tandilense ni siquiera fue al Abierto de Australia y eligió enfocarse en una dura pretemporada con Delray Beach como su primer objetivo del año. Y el azuleño, tras caer en su debut en el primer Grand Slam del año, afirmó que no se encontraba en plenitud física para encarar el duelo ante Italia. Sin ellos, el equipo europeo pareció ganar favoritismo. Aunque para Orsanic, la verdad se verá dentro de la cancha.
"Juan Martín y Fede siempre han rendido bien en la Davis y son referentes, pero también estos cuatro jugadores. Los italianos ya hace varios años que vienen con un nivel parejo, pero nosotros nos estamos preparando muy bien. Si es cierto o no que ellos tiene ventaja , ya lo veremos. Yo confío en que no será así", analizó el capitán argentino.
A las bajas de Del Potro y Delbonis -además de la de Juan Mónaco, que no juega desde octubre por una lesión en la muñeca-, se sumó el sábado la de Horacio Zeballos por una molestia en su isquiotibial izquierdo. En su lugar entró Carlos Berlocq. "Es una satisfacción increíble ser parte una vez más del equipo. El año pasado trabajé muy duro y hoy me siento seguro, con ganas de aportar mi granito de arena", aseguró el chascomunense, que se unió así a Guido Pella, Leonardo Mayer y Diego Schwartzman.
El Peque es otro dolor de cabeza para el capitán, porque tiene una fuerte contractura en el músculo plantar delgado derecho y su presencia aún está en dudas. "Ya está mucho mejor, pero seguimos trabajando", contó el jugador, que entrenó ayer junto al sparring del equipo, Federico Coria. "Está evolucionando muy bien y tenemos confianza de que va a llegar bien al fin de semana, pero nos vamos a tomar el tiempo que sea necesario para decidir qué hacer. El límite es el jueves a la mañana, pero intentaremos decidirlo antes", explicó Orsanic y confirmó que Renzo Olivo lo reemplazaría de ser necesario.
Pella, que tras su paso por Melbourne había dicho que la Davis lo había destrozado mentalmente, afirmó: "Después de Australia me tomé unos días para despejar la cabeza. Pensar en volver a representar a Argentina me hizo recuperarme rápido. Estoy muy contento de estar acá". Y Mayer, que aún no jugó ningún partido oficial en 2017 y hace cuatro días recibió a su primer hijo, también se mostró motivado. "De físico estoy impecable, si me toca jugar los tres días, me la bancaré. Y de la cabeza también. Alejarme de la locura del circuito, pasar unos meses en casa, la llegada de Valentino, todo me ayudó. Además, me encanta jugar acá", contó el correntino.
Mucho más positivo que a hace una semana parece hoy el panorama del equipo argentino de cara a una serie en la que se jugará mucho más que el paso a la segunda ronda. Es que una derrota lo obligaría a jugar el repechaje para evitar el descenso, como en 2014. Aunque esta vez, lo haría como campeón defensor, algo que ocurrió apenas ocho veces desde que se comenzó a disputar el grupo Mundial en 1981.
La responsabilidad de tener que empezar con el pie derecho la defensa del título podría suponer una presión extra. Pero todos -capitán, jugadores y cuerpo técnico- ven en el hecho de "jugar siendo campeón" un motivación extra. "Haber ganado el trofeo fue histórico, pero quedó en el pasado. Ahora hay que pensar en este año. Sí, es una serie especial, pero eso es positivo para nosotros, nos va a hacer dar el máximo y un poco más", dijo Berlocq, resumiendo el sentimiento del equipo completo.
Argentina está ante un gran desafío, diferente y difícil. Con ausencias y con dudas, pero con las mismas ganas de siempre, ya está casi listo para empezar la aventura de defender su codiciada Ensaladera de Plata.
Clarin
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