Rafael Nadal no quería perderse una oportunidad como la que tenía delante. Regresar a una final de Grand Slam por primera vez desde 2014. Pelear por su 15º Grand Slam. Encontrarse frente a frente con su rival más especial. Y en un partido en el que tocó pelear y exigirse al máximo, se impuso a Grigor Dimitrov por 6-3, 5-7, 7-6(5), 6-7(4) y 6-4 en casi cinco horas de batalla para citarse con Roger Federer en la final de finales.
El campeón de 2009 (v. a Federer) llega a una final de Grand Slam por primera vez desde que se coronase en Roland Garros 2014 (v. a Djokovic) y disputará su cuarta final en Melbourne Park, donde también disputó la ronda decisiva en 2012 (p. ante Djokovic) y 2014 (p. ante Wawrinka). Con esta final, además, se convierte en el octavo hombre en la Era Open en disputar mínimo 4 finales en Australia, empatando con Agassi, Lendl y Wilander.
Final No. 21. Nadal llegó con un espectacular récord de 20-3 en semifinales a su encuentro ante Dimitrov y cumplió con la probabilidad. Así, avanzó a su final No. 21 en Grand Slam, igualando a Djokovic en segunda posición en finales grandes por detrás de Federer (28). La final tiene además una meta histórica. De hacerse con el título, Nadal se convertiría en el primer hombre en la Era Open (y tercero en la historia) en ganar los cuatro Grand Slam dos veces.
Un partido trepidante. El primer set arrancó con un Dimitrov que salió a por todas. El búlgaro se hizo con dos bolas de break en el juego inicial, pero una a una, Nadal las neutralizó. En el cuarto juego, fue el español quien encontró una brecha en el servicio de su rival, haciéndose con el único quiebre del parcial. El mallorquín se llevó el 90% de puntos con su primer servicio y tan sólo cometió dos errores no forzados: estaba intratable.
Dimitrov respondió de inmediato en el segundo set, escapándose con un 4-1 y un sólo quiebre. Nadal mantuvo la presión y el parcial entró en idas y venidas de ambos jugadores. Primero cedió Dimitrov su servicio con una doble falta en el séptimo juego. Inmediatamente después Nadal concedió otro break también con doble falta. Y cuando, con 5-3 y saque, Dimitrov sirvió por el parcial, el español logró el tercer break consecutivo.
Al resto, en cambio, el búlgaro logró su primera bola de set. Nadal respondió con una derecha paralela inapelable. Cuando tuvo la segunda, Nadal forzó y forzó a su rival hasta el error. En la tercera, el español neutralizó con un buen primer saque. La cuarta con un ace a que rozó la línea. Cuatro bolas de set salvadas y 10 minutos de juego después, Nadal se agarró al parcial y puso el 5-5.
Cuando Nadal servía por forzar la muerte súbita, Dimitrov convirtió su quinta bola de set e igualó el partido. El encuentro empezaba de nuevo.
El ganador de 14 grandes siguió presionando sin descanso y encontró su recompensa en el quinto juego, cuando pudo quebrar una vez más el servicio del búlgaro para ponerse con ventaja en el tercer set. Sin embargo, y como ya sucediera en el segundo set, Dimitrov respondió con otro break. El partido estaba en un cara a cara sin descanso. Una montaña rusa de sensaciones.
Como no podía ser de otra manera, el parcial se decidió en la muerte súbita. La emoción llegó a su momento más álgido y cuando Nadal dispuso de la primera bola de set, no perdonó. El cuarto set se convirtió en un todo o nada para Dimitrov, quien, empujado por la confianza de sus 10 victorias consecutivas, forzó la muerte súbita en el parcial, se llevó la manga y prolongó el encuentro al quinto y definitivo set.
Allí, en una batalla sin cuartel, con 3-4 y 15-40, Nadal resurgió ante el Dimitrov más brillante. Salvando dos bolas de break se hizo con el 4-4 y en el siguiente juego, quebró a Dimitrov para llevarse el encuentro.
La final de finales. Y en el año más inesperado, Federer y Nadal se vuelven a encontrar en una final de Grand Slam. El partido soñado en la ronda soñada. El español domina el FedEx ATP Head2Head por 23-11 con un 6-2 en finales de Grand Slam. La cita será en Melbourne Park, donde ya se disputaron el trofeo en 2009, cuando en cinco mangas se llevó su primer y hasta ahora único Abierto de Australia.
Y como si el destino tuviera un detalle más para completar el guión, la última vez que dos treintañeros disputaron una final de Grand Slam fue en el US Open de 2002, cuando Pete Sampras (31 años) superó a Andre Agassi (32 años). En Australia, sin embargo, hay que remontarse a 1972 para ver una ronda decisiva entre veteranos, cuando Ken Rosewall (37 años entonces) superó a Mal Anderson (36 años).
ATP
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