Roberta Vinci la sorprendió hace un año en su casa, en la semifinal del US Open. También erró el tiro al inicio de 2016, cuando una espectacular Kerber levantó su primer 'grande' en la final de Australia. Hace solo un mes, Garbiñe Muguruza no se creía que ese último globo en Roland Garros había entrado, y de nuevo la número uno se quedaba a las puertas. Al fin, a la cuarta fue la vencida y Serena Williams alcanzó el 22º Grand Slam de su carrera en la hierba de Wimbledon ante Angelique Kerber, quien hace no tanto le arrebató la gloria. Después de una hora y 21 minutos, la norteamericana superó a la número cuatro mundial por 7-5 y 6-3. Con el trofeo en el All England Club, iguala a la también germana Steffi Graf como la jugadora de la era Open con más 'grandes' de la historia, y a solo un paso de los 24 de la más laureada, Margaret Court, quien presenció el encuentro en la pista central.
Que en la rueda de prensa previa a la gran final Serena cortara a un periodista cuando le preguntó por la presión añadida en busca del 22º título fue la señal inequívoca de que la presión afectaba a la tenista de Florida. Kerber se encargó en la semifinal de que en su cuarto intento por alcanzar la gloria no se midiera a su hermana Venus y ofreció a los espectadores una final menos espectacular que la vista hace unos meses en Melbourne. La principal culpable: Serena, que espantó los fantasmas del pasado y se apoyó en grandes primeros saques para poner los cimientos de su magnífica victoria.
En un inicio igualado al incio, con la tenista de Bremen contraatacando los golpes de la estadounidense, Kerber fue salvando obstáculos hasta el 6-5 y saque, cuando la líder mundial forzó los errores de su rival y se hizo con la primera manga. La alemana apenas cometió 9 errores no forzados por 21 de su contrincante, pero los suyos fueron mucho más determinantes y apenas inquietó con un servicio discreto.
Sin oportunidades de 'break' para la nueva número dos mundial, que deja a Muguruza en el tercer escalón con esta final, rompió la tendencia en el séptimo juego del segundo set. Ahí consiguió la única opción de quebrar el servicio de Serena, que respondió magníficamente con dos 'aces', una contundencia demostrada en el siguiente servicio de la alemana. Rompió entonces Williams con 4-3, dejando la victoria en bandeja con su saque y evitando en todo momento que el molesto viento en la pista central arruinara la mágica tarde en Londres. La jugadora de 34 años confirmó el título al servicio, se lanzó al suelo tras subir a la red en el último punto y enseguida levantó dos dedos de cada mano para mostrar su récord en la hierba de Wimbledon, donde ya ha reinado hasta en siete ocasiones.
Visiblemente más emocionada que la estadounidense, casi entre lágrimas, Kerber agradeció haber llegado hasta ahí. "Es una gran oponente, gracias por ser tan buena persona", piropeaba la menor de las Williams a la germana. Los siguientes pasos de Serena serán buscar el oro en Río y, por qué no, batir a Margaret Court para ganarse el derecho a ser considerada la mejor tenista de la historia.
Elmundo.es
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