Roland Garros enloquece con Richard Gasquet, el último superviviente francés de los dieciséis jugadores franceses en el cuadro masculino. El pupilo del bicampeón español Sergi Bruguera, que vivió desde la grada el encuentro con la intensidad de un fan rendido, se metió por vez primera en su carrera en cuartos derrotando al japonés Kei Nishikori por 6-4, 6-2, 4-6 y 6-2 en 2h.34’
El otrora niño prodigio galo, el llamado a vivir un combate generacional de tú a tú con Rafa Nadal según los eufóricos, y en la realidad desmedidos, pronósticos en su país, se ha convertido en el tenista que más intentos ha necesitado para llegar a cuartos. Lo ha logrado en su decimotercera presencia, a los 29 años. Delante tendrá a Andy Murray.
De la calidad técnica de Gasquet no ha habido nunca dudas, pero siempre le había faltado ese paso de más de carácter y confianza, olvidar la presión que atenazaba su brazo en casa. Doble semifinalista en Wimbledon, también en el Open USA, por fin dejó atrás los octavos en Roland Garros.
Con un tenis de calidad y vibrando como pocas veces, sin duda arrastrado por la vehemencia de un Sergi Bruguera que no ha dejado de animarlo, de invitarlo a franquear una barrera que acabó cayendo, para desgracia de un Kei Nishikori que una vez más siembra dudas en un Grand Slam pese a su enorme potencial.
El nipón había ganado a Gasquet en los dos duelos anteriores en tierra, ambos esta temporada, en Madrid (6-4 y 7-5) y Roma (6-1 y 6-4), pero fue el francés quien volvió a conocer el triunfo sobre el asiático, a quien domina en el historial global por 7-2.
Un alivio y una satisfacción desmedidos para Gasquet, un refuerzo moral para un aficionado local dolido por la baja de Gael Monfils por enfermedad y el KO durante el torneo de Jo-Wilfried Tsonga debido a una lesión.
Ángel Rigueira
Mundo Deportivo
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