Se antojaba punto vital en las semifinales de la Copa Davis. Y Leon Smith, capitán de Gran Bretaña, no dudó. Andy Murray disputaría el doble junto a su hermano Jamie Murray, finalista junto a John Peers en las últimas dos finales de Grand Slam. Delante, Sam Groth y Lleyton Hewitt, los héroes de Australia en la épica remontada en cuartos de final contra Kazajistán. La tensión y electricidad en el ambiente estaban servidas. La emoción también. Al final, la corazonada de Smith no falló y Gran Bretaña entrará en el domingo decisivo con un 2-1 en el marcador. Victoria de los Murray por 4-6, 6-3, 6-4, 6-7 (6) y 6-4 tras casi cuatro horas de encuentro.
La primera manga se decidió por pequeños detalles. Un momento de confusión entre los hermanos Murray en el quinto juego provocó el único break del parcial de arranque. Esa ventaja fue suficiente para la dupla australiana, que de la mano de Groth se anotó el set inicial tras salvar tres delicadas bolas de quiebre. Los escoceses no encontraron la fórmula para convertir cualquiera de las cinco oportunidades de las que dispusieron, mientras que los aussies aprovecharon al máximo las suyas: 1/2.
Empujados por la afición local, los Murray reaccionaron de inmediato. Borrón y cuenta nueva en el segundo set, donde se mostraron mucho más consistentes al servicio -ganando el 87% de los puntos disputados con el primer saque- y sobre todo, descifraron el portentoso saque de Groth, quebrándole en el sexto game. Con todo nivelado, el partido empezaba de nuevo.
El choque se convirtió en una montaña rusa de sensaciones. El tándem australiano enmudeció a la grada cuando en la tercera manga, adelantándose rápidamente con un parcial de 3-0, anulaban la inercia ganadora de sus rivales. Lejos de dejarse llevar por el resultado adverso, los hermanos Murray hicieron uso del buen timming para dar la vuelta al set en los últimos cuatro juegos, donde quebraron por dos veces hasta hacerse con la manga.
Por segunda vez, los australianos se pusieron con 2-0 nada más empezar y por segunda vez, los Murray nivelaron con un contrabreak. Mantener la consistencia al servicio se volvió clave en los últimos compases del encuentro. Quien lograra mantener la calma, se llevaría el punto del desempate en la serie.
En el momento más delicado, Jamie Murray tiró de temple. El de Dunblane salvó tres bolas de set que fueron oxígeno aunque no pudo evitar que dos games más tarde, con un break para cada equipo, el set se decidiera en la muerte súbita, donde los australianos salvaron un match point y llevaron el partido al quinto y definitivo set. Allí, los Murray ya no dejaron escapar la victoria.
El Emirates Arena de Glasgow se ha convertido en escenario fetiche para Gran Bretaña. Quedan dos partidos más. Dos finales para saber quién alcanzará la gran cita: la finalísima de la Copa Davis. ¿Será la todopoderosa Australia, en busca de su corona número 29? ¿Será Gran Bretaña, liderada por Murray, la que desafíe a la historia? Mañana, el desenlace.
ATP
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