domingo, 23 de agosto de 2015

Federer vence a Djokovic y consigue su séptima corona en Cincinnati

Con 34 años todavía se pueden ganar trofeos de la máxima categoría. Roger Federer conquistó el título en el Western & Southern Open tras vencer 7-6(1) y 6-3 a Novak Djokovic y sumó su Masters 1000 número 24, lo que le sirvió para empatar con el serbio en la clasificación de máximos ganadores que domina Rafael Nadal (con 27). La victoria permite al suizo recuperar el número 2 del Emirates ATP Ranking y ser el segundo cabeza de serie en el próximo US Open, lo que le garantiza no encontrarse con Djokovic hasta una hipotética final. Así, Federer impidió que el serbio sumase el único Masters 1000 que le falta, dejándole una vez más a las puertas de completar el ansiado Career Golden Masters, y elevó su palmarés un poco más, estirando su brillante carrera.



El suizo, con un récord ahora de 87 finales ganadas y 45 perdidas, consiguió su quinto trofeo de 2015 después de proclamarse campeón en Brisbane (v. a Milos Raonic), Dubai (g. a Novak Djokovic), Estambul (v. a Pablo Cuevas) y Halle (g. a Andreas Seppi). Djokovic, sin embargo, volvió a perder una final de Cincinnati por quinta ocasión en su carrera tras caer con Federer en 2009 y 2012 y ante Murray en 2008 y 2011, se volvió a marchar sin levantar los brazos victorioso.

Djokovic y Federer llegaban al encuentro después de jugar 40 partidos entre ambos, con un balance de 20 victorias para cada uno. En consecuencia, la igualdad entre serbio y suizo marcó la previa de la final. En Cincinnati, los dos escribieron un capítulo más de su dilatada rivalidad, que es la segunda más repetida en la Era Open, solo superada por las 44 veces que se han encontrado Djokovic y Rafael Nadal.

El campeón de 17 torneos del Grand Slam aterrizó en la final sin haber perdido una sola vez su saque en todo el torneo, lo que consiguió mantener hasta que hizo suyo el título. Ni Roberto Bautista Agut, ni Kevin Anderson, ni Feliciano Lopez, ni tan siquiera Andy Murray lograron arrebatar el servicio al suizo, que en su camino hasta el partido decisivo solo había hecho frente a 3 bolas de rotura frente al toledano en cuartos de final, salvadas de la mano de su saque. Por su parte, Djokovic tuvo que recorrer un sendero completamente distinto: el serbio perdió 10 veces su servicio y tuvo que remontar dos encuentros (contra David Goffin y frente a Alexandr Dolgopolov), algo que no pudo lograr frente a Federer.

Djokovic, clasificado para jugar su décima final de forma consecutiva, se encontró contra el Federer agresivo que había avanzado toda la semana a un ritmo vertiginoso, permitiéndole emplear solo cuatro horas y 46 minutos de desgaste por las seis horas y 51 minutos del número uno. Esa energía extra ayudó al vigente campeón a lanzarse a por el trofeo, derrotando al serbio por tercera vez en la final de Cincinnati y negándole el sueño de ganar el único Masters 1000 que le falta en su abultado currículo.

Fue el suizo el que tuvo las cuatro primeras opciones de rotura de la final, que su oponente anuló con una determinación de hierro. Tras casi una hora de tira y afloja, los rivales llegaron a un tie-break que Federer conquistó en un parpadeo, haciendo valer su juego de ataque para maniatar a Djokovic, que no encontró forma de defenderse. El suizo se impuso en una primera manga de 52 minutos gracias a un 83% de puntos ganados con su primer saque (no encaró ninguna bola de rotura), 20 golpes ganadores (por 15 errores no forzados) y un alto porcentaje acierto en la red, donde consiguió 16 de los 21 puntos que disputó.

Luego, Federer conquistó el resto de la final a toda velocidad, imponiendo sus certeros tiros frente primer jugador de la clasificación mundial. En el comienzo del segundo set, el suizo ganó 12 de los 15 puntos que se disputaron, colocando rápidamente el 3-0 en el marcador y abriendo una brecha que terminaría siendo insalvable.

Al final de la mañana, Cincinnati despidió a un Federer nuevamente campeón que consiguió su sexto título en el séptimo Masters 1000 de la temporada y le lanzó lleno de confianza hacia el US Open, donde el suizo intentará el sueño de celebrar su Grand Slam número 18.

ATP

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