En una de las series más parejas de los cuartos de final, Andy Murray remó a contracorriente para poder lograr el punto decisivo. Gilles Simon no se lo puso fácil y llegó a ir 6-4 y 4-1 en la muerte súbita del segundo -y sus dos saques en el desempate-, pero no pudo concretar las oportunidades de las que dispuso. Sin darse por vencido, el escocés remontó el tie break tomando riesgos extra que valieron la pena. Al final, 4-6, 7-6 (5), 6-3 y 6-0 para Murray en un choque que se estiró por tres horas y 26 minutos.
El primer parcial fue muy igualado. Simon logró quebrar el servicio de Murray en el tercer juego, un break que fue suficiente para ponerse por delante en el marcador. Cuando se dispuso a cerrar la manga, el escocés tuvo en su raqueta dos opciones de rotura, pero finalmente el número 11 del ranking no dejó escapar la oportunidad de dar el primer golpe.
Murray, en el precipicio de la muerte súbita del segundo parcial, tuvo en ese tie break el punto de inflexión. De ir 1-4 a darle la vuelta no solo al set, si no también al partido. Después, el escocés, mucho más suelto y empujado por la grada, firmó 49 golpes ganadores que aseguraron la épica remontada.
"Ha sido un fin de semana fantástico", aseguró Murray tras el partido. "Este equipo ha hecho algo increíble y estamos en las semifinales de la mejor competición del mundo por equipos del tenis".
Estas son las primeras semifinales de Grupo Mundial I para Gran Bretaña desde 1981. En la penúltima ronda les espera Australia, que tras la épica remontada ante Kazajstán, deberán viajar en septiembre a tierras británicas, con la serie disputándose entre el 18 y el 20 de ese mismo mes.
En el frente a frente entre ambos países, Australia lidera con 8 victorias ante los cuatro triunfos de Gran Bretaña, que contará con la ventaja de jugar en casa. La historia está en sus manos, y sin duda, los Murray y compañía buscarán emular a Fred Perry y Bunny Austin, últimos campeones británicos de la Copa Davis en 1936.
ATP
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