Si Diego Schwartzman fuera sordo, tal vez no se le hubiera escapado la victoria ante Gael Monfils, este miércoles en la segunda ronda de Roland Garros. Si la cancha Philipe Chatrier no hubiese tenido público, seguramente el francés no habría remontado un 2-1 un sets en contra y no habría avanzado a la tercera ronda.
El argentino de 22 años estaba dominando el juego hasta el 2-2 del cuarto parcial. En ese momento, tuvo dos opciones de quiebre, pero Monfils salió adelante con dos aces. No solo eso: le gritó al público para que lo animara, le pidió auxilio, le dijo a la multitud implícitamente: “Juguemos juntos”. El suramericano se cayó anímicamente a partir de allí por las opciones desperdiciadas, por los alaridos de la afición cuando iba a sacar y por las arengas en contra.
El nacido en Buenos Aires venía de jugar con categoría el primero y el tercer sets. Uno en 34 minutos y otro en 36 minutos de juego, con apenas un quiebre concedido y tres materializados. Pero ese quinto game del cuarto parcial cambió la historia que venía construyendo con cuidado, ladrillo sobre ladrillo con la paciencia de un artesano. Monfils se puso 3-2, quebró para irse arriba 4-2, confirmó quiebre y volvió a ganar el saque rival para forzar un quinto set.
Aunque Diego Schwartzman jamás había jugado un quinto set en su carrera, aunque los gritos aumentaban progresivamente y a pesar de que lo aquejó una ampolla en su mano derecha, trató de recordar el juego con el que empezó el partido y pudo haber mucho más. Pero quizá le faltó una mínima dosis de suerte. Tuvo opción de quiebre en el primer juego, movió al francés por toda la cancha, desafió las circunstancias con drops, tiros ganadores (hizo 49 en total) y atacó desde la red (ganó 25 puntos de 30). Pero no fue suficiente.
Gael Monfils tuvo la mente más fuerte, más fría. Tal vez porque disputaba por 24ª vez en su carrera un quinto parcial. En el sexto juego quebró en la segunda oportunidad que tuvo y en la número 17 que generó durante todo el partido. Luego sostuvo su saque, con el que completó 21 aces y un total de 79% de puntos con el primero. En 39 minutos de juego selló la remontada y le dio el público el agradecimiento merecido.
En su décima participación en París, Monfils se asegura por cuarta vez consecutiva en la tercera ronda del certamen, en el que semifinales en 2008 ha sido su mejor participación. En la siguiente ronda tendrá que enfrentar al uruguayo Pablo Cuevas, que viene de derrotar en cuatro sets al austriaco Dominic Thiem.
El único enfrentamiento entre ambos fue en el Us Open 2008, cuando se impuso el francés con parciales de 6-4, 6-4, 6-1.
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