Andy Murray clasificó para su cuarta final del Australian Open tras batir a Tomas Berdych por 6-7(5), 6-0, 6-3, 7-5 tras tres horas y minutos de juego librados en la Rod Laver Arena. El número 6 mundial, finalista en las ediciones de 2010, 2011 y 2013, vuelve a plantarse en la última ronda de Melbourne Park. En total, ya son ocho las finales alcanzadas en torneos del Grand Slam por el jugador británico.
En consecuencia, el escocés buscará ampliar su palmarés y peleará en Melbourne por alzar su tercera corona major tras las conquistadas en el US Open 2012 y Wimbledon 2013, ambas ganadas ante el serbio Novak Djokovic.
Habiendo ganado los últimos dos enfrentamientos ante el británico, en el Mutua Madrid Open 2013 y en el Western & Southern Open 2013, Tomas Berdych no pudo contener la reacción de Murray en un partido de ida y vuelta.
El arranque del encuentro fue realmente bravo, siendo el checo el primero en golpear. Agarrado a un gran nivel de servicio (76% ganado con primer saque), 20 de 23 puntos cerrados en la red y 16 tiros ganadores, pudo asestar el primer golpe ante el británico. Fue un set de resistencia para Tomas, pues soportó el sinsabor de no cerrar al saque con 5-3 la primera manga y después tener que levantar dos minibreaks en el tiebreak (0-1, y 1-3) hasta tomar ventaja en la semifinal.
La reacción de Murray no se dejó esperar y su ascensión en la segunda manga, con apenas dos puntos cedidos al saque y aprovechamiento óptimo de sus opciones de rotura (3 de 3), se vio reflejada por un contundente 6-0. Un resultado que Tomas Berdych, reducido a un mero tiro ganador, no encajaba en un Grand Slam de pista dura desde la edición de 2005 del Abierto de Australia (p. ante Guillermo Coria).
El checo acusó el golpe, siendo el escocés capaz de seguir acelerando. Andy terminó de dar forma a la remontada, quebrando para 4-2 en un parcial donde apenas un quiebre bastó para marcar las diferencias. Al igual que en el segundo set, Murray no encaró una pelota de rotura, anduvo implacable con primer servicio (84% ganado) y se mantuvo perfecto en sus acercamientos a la red (5 de 5), para tomar ventaja por primera vez en el encuentro.
El tercer parcial anduvo realmente apretado, con Berdych buscando la reacción con derechas paralelas, un golpe apenas empleado en los dos sets previos. Murray resistió el arreón, salvó pelotas de rotura que no encaraba desde el primer parcial y siguió firme al servicio (81% ganado con primer saque). Apenas un quiebre de Murray en el undécimo juego marcó las diferencias. Fue la única opción de rotura de que dispuso el escocés en el parcial y le colocó sirviendo para ganar el partido. Lo hizo con frialdad, en blanco y con un ace para plantarse en la gran final de Australia.
El de Dunblane, en consecuencia, competirá contra la historia en Melbourne. Ningún jugador, desde que en 1905 se pusiera en marcha el torneo, encadenó cuatro finales perdidas en el Australian Open. De hecho, el escocés comparte con el sueco Stefan Edberg (subcampeón en las ediciones de 1990, 1992, 1993) el trago de ser los únicos jugadores en haber hilado tres finales entregadas en la Era Abierta en el primer Grand Slam del año.
Al entregar la semifinal de Melbourne, Tomas Berdych retrocedió en su balance en la penúltima ronda de los Grand Slam, habiendo entregado cuatro de las cinco disputadas.
Andy Murray se enfrentará en la final del Australian Open, a disputar el domingo 1 de febrero, al ganador de la semifinal que enfrenta al serbio Novak Djokovic, número 1 mundial, y el suizo Stan Wawrinka, vigente campeón del torneo.
ATP
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