Amaneció en Melbourne y llegó la hora de despertar. Andy Murray puso fin al sueño de Nick Kyrgios en el Abierto de Australia. El No. 53 del mundo era el último jugador local en liza, pero el escocés terminó con su andadura en la Rod Laver Arena. Por segunda vez en su carrera, el de Canberra había avanzado hasta los cuartos de final de un Grand Slam, pero este martes el No. 6 del Ranking Emirates ATP acabó con su progresión, tras dos horas y cuatro minutos por un resultado de 6-3, 7-6(5) y 6-3.
Lejos de saltar a la pista intimidado o con más presión de la necesaria por asumir el nuevo rol de ídolo local, Nick Kyrgios propuso sus cartas desde el inicio, adjudicándose los dos primeros puntos del partido desde el resto. Pero Murray reaccionó y mantuvo su servicio. Y es que sin apenas intercambios largos, los saques imperaron hasta el sexto juego del partido. El escocés convirtió la segunda opción de quiebre que dispuso para despegarse en el marcador.
Mientras el australiano proponía un tenis agresivo y de riesgo (14 errores no forzados), Murray mantenía el equilibrio en la balanza entre winners y fallos (12-7). Además sus impecables números con el servicio -sólo cedió cinco puntos con su saque en la primera manga- le permitieron cerrar el set a su favor en sólo 32 minutos (6-3).
Kyrgios aportaba la fantasía y la magia, Murray la solidez y la determinación. El australiano inventaba golpes imposibles, el escocés no presentaba un solo agujero en su juego. Tanto que aseguraba el 91 por ciento de los puntos que ponía en juego con el primer servicio. En ese escenario, el partido seguía decantándose del lado del jugador con mejor ranking. Y eso que Kyrgios elevaba su nivel de agresividad, con constantes subidas a la red. Pero el segundo parcial desembocó en un tie-break (7-5), que se apuntó el de Dunblane con uno de los dos espectaculares globos que conectó en el desempate.
En el tercer set, Murray repitió los mismos pasos que siguió en el inicio del partido. Y en el sexto juego no dejó escapar la ocasión para romper el servicio a su rival a la tercera oportunidad que se le presentó (4-2). Cuando parecía que el australiano estaba pagando la intensidad emocional invertida en un segundo parcial sin éxito, logró sus dos primeras bolas de break del encuentro y devolvió el quiebre al escocés.
El partido acabó con su tendencia ordenada y se encadenó la tercera rotura consecutiva. El australiano se vio obligado a jugar con segundos servicios y Murray aprovechó para ampliar, de nuevo, la ventaja. Cuando sacó para ganar el encuentro no perdonó (6-3) y puso rumbo a semifinales, sustentando la victoria en su fiabilidad con el saque (13 saques directos y un 80 por ciento de puntos ganados con sus primeros) y su resistencia desde el fondo de la pista, tanto en el resto como en los intercambios más largos.
Andy Murray, que este año ya ha mejorado los cuartos de final firmados la pasada edición (p. ante Roger Federer), estará por quinta vez en su carrera en las semifinales del Abierto de Australia. En la siguiente ronda le espera Tomas Berdych, que derrotó al No. 3 del mundo Rafael Nadal por 6-2, 6-0 y 7-6(5). Eso sí, el checo domina el Frente a Frente FedEx ATP al apuntarse seis de los diez enfrentamientos que han disputado. Murray no gana a Berdych desde 2012. En Melbourne ya están preparados para una nueva batalla.
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