Andy Murray estaba todavía incrédulo cuando se dirigió a los medios de comunicación, una hora después de su histórica victoria en Wimbledon. Al derrotar a Novak Djokovic, el escocés se convirtió en el primer campeón británico en el All England Club desde Fred Perry en 1936.
"Ganar Wimbledon, creo, es la cima del tenis", dijo el jugador de 26 años. "Todavía no lo puedo creer. Aún no entra en mi cabeza. No puedo creerlo. Tomará un poco de tiempo asimilarlo, estoy seguro".
Fue una final nerviosa para Murray, quien desperdició un 40/0 en el último juego y salvó tres puntos de quiebre antes de finalmente cerrar en su cuarto punto de partido, cuando Djokovic falló un revés. "He trabajado muy duro en el último juego. Han sido los puntos más difíciles que he tenido que jugar en mi vida", dijo Murray.
"Él logró algunos tiros increíbles en el último juego. Creo que es por eso que al final del partido yo no sabía muy bien lo que estaba pasando. Hay un montón de emociones diferentes en ese momento. Y al final, mentalmente, ese último juego fue el más difícil que disputé en mi carrera".
La victoria llegó 12 meses después de Murray había llorado en el Court Central tras ser derrotado por Roger Federer en la final. Solo 28 días después de aquel momento, el escocés tomó desquite con Federer en la final de los Juegos Olímpicos, y se le atribuye la semana después de su derrota Wimbledon como el punto de inflexión en su mentalidad de Grand Slam.
"El año pasado, después de la final, Ivan Lendl, mi entrenador, me dijo que estaba orgulloso de la forma en que jugué porque tuve posibilidades. Era la primera vez que jugaba un partido en una final de Grand Slam así. No dudé mucho sobre mí después de la final. Me pude recuperar bien tras esa derrota".
Murray también le otorga crédito a Lendl, quien comenzó a trabajar con él en el inicio de la temporada 2012. En su tiempo juntos, Murray ha ganado el oro olímpico, logró su primer título de Grand Slam en el US Open y fue finalista en el Abierto de Australia.
"Creo que él creyó en mí cuando mucha gente no lo hizo", dijo Murray. "Ha sido muy paciente conmigo. Estoy feliz de haber conseguido esto con él".
Murray entró en la final con el gran peso de las expectativas británicas sobre sus hombros. Los aficionados habían comenzado a hacer fila desde el sábado por la noche, sólo para comprar un lugar en Colina Henman, esa pequeña loma frente al Court 1. Unos 4.000 aficionados llenaron ese lugar. Al explicar las dificultades de tal presión, Murray también reveló cómo el apoyo de los aficionados resultó ser decisivo en los momentos difíciles.
"Es muy duro", dijo Murray. "Durante los últimos cuatro o cinco años, ha sido muy, muy difícil, muy estresante, mucha presión. Los días previos antes del torneo son muy difíciles también. Es tan difícil de evitar todo por lo grande que es este evento, sino también por la historia y porque pasó mucho tiempo sin que un británico ganara".
"El ambiente de hoy era diferente a lo que he experimentado en el pasado. Era diferente a la final del año pasado, sin duda. El final del partido, era increíblemente ruidoso, muy ruidoso. Es muy útil cuando la gente es así. Sobre todo en un partido tan duro como aquel donde todo está extremadamente caliente, brutal, con peloteos largos y juegos difíciles, que finalmente te ayudan a jugar mejor".
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