Andy Murray sigue como un ciclón. Arrasa a sus rivales a base clases magistrales dignas de elogio. Cinco encuentros y ni una sola manga encajada. Bajo el sol de Melbourne, el escocés, tercer favorito del torneo, no da opción en cuartos de final al francés Jeremy Chardy, una de las revelaciones del Abierto de Australia (6-4, 6-1 y 6-2) y alcanza las semifinales de un grande por octava vez en las últimas nueve ediciones disputadas.
“En el global del torneo he jugado muy bien. No he perdido ninguna manga todavía, así que espero jugar aún mejor en semifinales”. Murray, que había caído con el tenista galo en su último enfrentamiento, el pasado año en Cincinnati, aunque había vencido en las cuatro anteriores, no tuvo problemas para sacar adelante el enfrentamiento con unas estadísticas prometedoras. 80% de puntos ganados con el primer servicio, 85% de puntos en la volea, 32 golpes ganadores y, además, un 73% de aprovechamiento de los puntos de rotura.
“Todavía entiendo lo difícil que es ganar un torneo como este. Con los tenistas que quedan en él va a ser duro, muy duro. Así que debo estar concentrado y trabajar duro en las próximas sesiones”. El escocés, campeón del Abierto de Estados Unidos ymedalla de oro en los últimos Juegos Olímpicos, en Londres 2012, está a un paso de regresar a la final de Australia, donde ya estuvo en el 2010 y 2011. En ambas sin éxito.
En semifinales, Murray se encontrará con el vencedor del encuentro entre Roger Federer y Jo-Wilfried Tsonga. Sabe que llegará más fresco que cualquiera de los dos. Y lo querrá aprovechar. El escocés está dispuesto a levantar su primer trofeo en Melbourne el próximo domingo y ya solo le quedan dos pasos. A la tercera puede ir la vencida. Habrá que esperar.
David Goti
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