Victoria Azarenka saboreó las mieles de la gloria por segundo año consecutivo en el Open de Australia, hito que no lograba una jugadora en la última década. La bielorrusa, que remontó un set adverso ante Na Li en la final, ratifica esta manera su condición de número uno y sigue teniendo a cola a María Sharapova y Serena Williams.
Sólo en dos de las últimas 26 finales femeninas de Grand Slam quien ha conseguido hacerse con el primer set ha terminado perdiendo el partido. Y en las dos ocasiones ha tenido a Na Li como protagonista. Como ya le pasara hace dos años ante Kim Clijsters, la china se vio remontada por Victoria Azarenka por un marcador de 4-6, 6-4 y 6-3 tras dos horas y cuarenta minutos de juego en un choque disputado en una Rod Laver Arena simpatizante con la tenista oriental pero que acabó rendida al poder de la bielorrusa, que logró defender su título en Australia y mantener la condición de número uno del ranking mundial.
El partido comenzó con un break de Azarenka, que sin apenas despeinarse se aprovechaba de los errores de su rival para tomar ventaja en el marcador. Su condición de número uno del mundo y primera cabeza de serie, su indumentaria de entrenamiento y la experiencia de ganar una final en el mismo escenario, parecían indicar que todo pintaba de cara para la bielorrusa desde el primer minuto de acción. Nada más allá de la realidad. Vika se mostró errática con su saque, excesivamente parada en el fondo de pista e incapaz de devolver los continuos ataques de Li, sobre todo con un revés que hizo las delicias del respetable, volcada con la tenista oriental. Li no sólo recuperó la desventaja de inmediato, sino que tomó los mandos de la nave hasta mandar el primer set a su casillero. Lo hizo al resto y con un regalo a modo de doble falta de una Azarenka sombra de sí misma.
En el segundo acto el partido dio un giro de tuerca. Azarenka, como en el primer acto, comenzaba el set poniéndose con ventaja al resto, pero, a diferencia del arranque del duelo, confirmaba la ruptura mostrando una cara más agresiva y combativa. El box de Li, donde destacaban las figuras de su marido (Jiang Shan) y su entrenador (Carlos Rodríguez), vio saltar las alarmas cuando la china paró el partido por una torcedura en el tobillo izquierdo. Latrainer tuvo que saltar a la pista, vendar el maltrecho tobillo con un aparatoso vendaje y el juego se reanudó. A partir de ahí el juego se abrió tanto que tan cerca estuvo la sentencia de Azarenka como la recuperación de Li. Fue la china quien consiguió equilibrar la balanza (4-4) pero acabó cediendo el set y por ende el sino del partido quedó relegado a la tercera manga.
Era la duodécima final del Open de Australia en la Era Open que tenía que decidirse en el set definitivo. Comenzó con break de Azarenka y contrabreak de Li, que se fue con ligera ventaja en el luminoso (2-1) antes de que el juego tuviera que pararse por los fuegos artificiales propios del Día de Australia. En el primer punto en juego en la reanudación, nuevo resbalón de la china con cabezazo en la pista incluido y nuevo parón y atención por parte de la trainer, esta vez por molestias en el cuello. Pudo volver a la pista y fue competitiva, pero a su vez se vio superada por una Azarenka revivida de sus cenizas. La bielorrusa tiró de galones, logró ponerse por delante en el marcador con un break en el quinto juego y administró la renta hasta poner la guinda al pastel. Ambas jugadoras acabaron el duelo llorando. Vika de la alegría que supone sumar un segundo grande a su palmarés; y Li por la ocasión perdida.
David Menayo
Marca.com
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