Apretó los puños, miró al cielo y no pudo contener la emoción. Novak Djokovic alzó los brazos y le dedicó el triunfo a su abuelo. Minutos antes del partido ante el ucraniano Alexandr Dolgopolov le avisaron de la muerte del hombre que tanto le enseñó de pequeño, pero igualmente salió a jugar. El profesional le ganó al dolor del ser humano.
En poco más de una hora y media, y con altibajos, el serbio venció a Dolgopolov por 2-6, 6-1 y 6-4, y así avanzó a la tercera ronda del Masters 1000 de Montecarlo, que se disputa sobre polvo de ladrillo en el Principado de Mónaco.
A Nole le costó mucho meterse en el partido en medio de la tristeza, y quedó demostrado en el juego del primer set, donde el número 1 del mundo estuvo muy lejos de su nivel, y hasta se lo vio desconcentrado. Por eso no fue sorprendente que haya perdido 6-2.
Sin embargo, Djokovic apretó los dientes, sacó fuerzas de su profesionalismo extremo, y levantó en el segundo set. Lo ganó 6-1 con la autoridad que acostumbra en condiciones anímicas normales.
El tercer set se suspendió por lluvia cuando estaba 1-1, y cuando reanudaron, Nole pudo darle forma al triunfo.
El final fue muy emotivo, con Nole en llanto y el público respetando el dolor con tibios aplausos y algunos gritos de aliento.
TN
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