Rafael Nadal alcanzó la tercera ronda del Open de Australia después de resolver su partido por la vía ante Tommy Haas. El balear, que pecó de irregular en su juego, se medirá ahora a Lukas Lacko o Donald Young.
Rafa Nadal estuvo como el día en Melbourne, lleno de luces y sombras -incluso hubo amenza de lluvia-. El balear se mantuvo intermitente en su victoria ante el alemán Tommy Haas, al que terminaría doblegando por un marcador global de 6-4, 6-3 y 6-4 tras dos horas y veintiocho minutos de juego en el encuentro que cerró la jornada diurna en la Rod Laver Arena. En la primera manga, Nadal ofreció las dos caras de la moneda. Primero fue la positiva. El balear mostró en el arranque sus mejores cartas. Pegó duro a la pelota, sobre todo con una derecha que en el plano ofensivo ha ganado velocidad; llevó el dominio de los intercambios al jugar metido en pista; y varió la dirección y las alturas provocando los errores de su rival. Sumó cuatro juegos consecutivos e incluso llegó a gozar de su primera bola de set al resto con 5-2 al resto. Luego fue la negativa. Llegó la reacción de Haas, sustentada en sus reflejos en la cinta y los errores no forzados del español, que veía como el túnel del primer set se dilataba en exceso. Por momentos se vio contra las cuerdas, teniendo que salvar con su primer saque directo la opción de que el teutón igualara la contienda (5-5) y acabó celebrando el fin de fiesta del primer acto como si del final del partido se tratara.
El ritmo impuesto por Nadal en el inicio del segundo set fue imposible de digerir para un jugador, como Haas, de otra época. El alemán, tres veces semifinalista en estos lares, vive sus últimos días en un circuito en el que fue referente hace una década -llegó a ser número 2 del mundo- pero en el que apenas puede ser competitivo al estar minado las lesiones. Un break en el juego inicial permitió al balear solventar los apuros que pasó con su servicio, con el que no logró encontrar una regularidad exigible. Los bombardeos del alemán desde el otro lado de la cinta cada vez eran más dañinos, si bien no impidieron que Rafa se apuntara el segundo set en su casillero. En la grada, Toni Nadal, Carlos Costa, Rafael Maymò y Sebastiàn Nadalrespiraban aliviados. El resultado era más positivo que las sensaciones.
Cada cambio lleva su tiempo y Rafa está intentándo adaptarse a la búsqueda de un juego más agresivo. Su nómina de golpes ganadores (36) y dominio del ritmo al meterse en pista para golpear en los intercambios hacen albergar al optimismo, si bien justifican también los riesgos (17 errores no forzados). En los cuatro duelos previos entre ambos Haas no había conseguido firmar un solo set a su favor, situación que estuvo cerca de ocurrir en Australia. El alemán rompió el saque del español en el juego inicial y llegó a ponerse con un 3-1 a favor, si bien Nadal volvió a reaccionar a tiempo para voltear la situación. Sacó brillo a su derecha para recuperar el terreno perdido, igualar la contienda primero (4-4) y resolver el partido sin acudir a la muerte súbita. Después de firmar victorias en tres mangas a jugadores de relativa entidad (167 y 190 del ranking ATP), Rafa tendrá que verse las caras con su primer 'Top-100' en tercera ronda. Su oponente saldrá del duelo que enfrenta al eslovaco Lukas Lacko y al estadounidense Donald Young.
Marca.com
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