Roger Federer cayó por segundo año consecutivo en los cuartos de final, donde el francés Jo-Wilfried Tsonga, duodécimo favorito, le venció por 3-6, 6-7 (3), 6-4, 6-4 y 6-4 para acceder a su primera semifinal en el All England Club, que disputará ante el serbio Novak Djokovic.
En todo el partido, Tsonga subió en 58 ocasiones, con 37 aciertos. Para Federer, fueron 26 sobre 42. La diferencia entre los dos jugadores en el inicio del partido radicó en su capacidad para aprovechar las grandes opciones: mientras Federer rompió a la primera ocasión que se le planteó, Tsonga dejó escapar dos bolas de rotura en el set inicial.
Corría el quinto juego de ese primer parcial, con servicio para el helvético, y Tsonga tuvo a su favor un 40-30 y una ventaja, pero la tensión del momento le hizo errar y perder el set. Los dos se centraron en estos cuartos de final en ofrecer un impecable servicio, que dificultaba el camino al adversario a la hora de restar.
Federer saltó a la pista más elegante de lo habitual, gracias a un jersey sin mangas, colocado encima de la camiseta y del que pronto se desprendió por el calor. Apoyado desde las gradas por seguidores con pelucas rojas y banderas suizas pintadas en la cara, le costó encontrar la forma de atajar el duro saque de Tsonga, finalista este mismo año en el torneo de Queen's ante el británico Andy Murray.
Lo mejor de Tsonga
El francés no mostraba rendición en ningún momento, pese a haber cedido en la primera manga. Al contrario, empezó a sacar lo mejor de sí mismo en la segunda y continuó con esa tendencia durante el resto del encuentro. En los 47 minutos del segundo set se vivieron algunos de los instantes de mayor intensidad.
En concreto, el décimo juego deleitó por encima al público, y entre ellos al presidente del Comité Olímpico Brasileño (COB), Carlos Nuñez, quien viaja a Londres a menudo para intercambiar impresiones y tomar nota de los preparativos para los Juegos de Londres 2012 de cara a Río 2016, y que hoy ocupó asiento en el palco real. Tsonga estiró tanto sus posibilidades que arrastró a Federer a un desempate en el segundo set. Dio una lección de supervivencia y valentía, pero Federer, el hombre con más títulos de Grand Slam en la historia del tenis (16), se lo llevó con brillo.
La superioridad de Federer en el ránking se puso de relieve ante una cierta desconcentración de Tsonga, que cometió errores en los instantes decisivos. La balanza se decantó en el 7-3 a favor de Federer, que buscaba en esta edición igualar a Pete Sampras y a William Renshaw con su séptima corona de Wimbledon.
Llegado el tercer set, Tsonga había tenido ya tiempo de aclimatarse, y asumir sus anteriores fallos y crecer en la pista. Por primera vez en todo el partido rompió el saque de Federer en el quinto juego y avanzó hasta el décimo arriba. La presión todavía le estaba jugando malas pasadas y, de cuatro bolas de set que tuvo, dejó pasar tres. La cuarta le permitió dar la vuelta al partido y encarar una espectacular remontada.
La confianza fue clave
Así empezó la segunda parte de esta lucha de titanes. A Tsonga le funcionó su volea y retaba al ex número uno. Todas las pelotas del galo empezaron a entrar en su sitio, abandonó los errores, se centró y en el quinto juego del cuarto set rompió el servicio de Federer.
Pese a cometer el doble de errores no forzados que su rival (22 sobre 11), Tsonga se sintió ganador. Y esa fue su mejor arma. Confió en sus posibilidades y se aseguró no flaquear en el servicio para firmar esa cuarta manga. Con la misma tendencia, ya inclinado hacia la victoria, arrancó el quinto. Tsonga tuvo de su lado dos bolas de rotura en el primer juego. Sacó partido a la primera. En el décimo, vio aparecer su primera bola de partido y actuó. Ya para entonces su nivel era muy superior al que demostró en un principio, cuando entonces solamente soñaba con vencer al gran Federer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario