Luego de ocho meses fuera por una grave lesión y cuatro de puesta a punto, el argentino Maximo Gonzalez, otro de los productos de la prolífica Tandil, comienza a cosechar los frutos de sus sacrificios tras ganar el título en la etapa de Montevideo de la Copa Petrobras.
“Creo que estoy en mi mejor momento. Entre los 27 y los 30 años uno toma mayor conciencia de las cosas y sabe aprovechar mejor los momentos. O cuando te pasan cosas lindas, sabes disfrutarlas más. Todo eso te lleva a estar mejor en la carrera, en la vida, en el tenis, en todo”.
El dueño de la frase es el argentino Maximo Gonzalez, de 27 años, quien tras ocho meses fuera de las pistas por una grave lesión de ligamentos cruzados, con intervención quirúrgica incluida, volvió a la competencia en junio pasado. Transcurridos cuatro meses desde su retorno le tocó celebrar el título de la segunda etapa del Challenger ATP Copa Petrobras, en Montevideo.
El tenista de Tandil, la pequeña pero fértil localidad argentina que ha dado otras figuras al tenis como Juan Martin del Potro, Juan Monaco, Mariano Zabaleta y Diego Junqueira, comenzó ya a cosechar la siembra de duros días de recuperación, cuando todo era más incertidumbre que certeza, pero que no fueron motivo para que "Machi", como lo conocen sus cercanos, bajara los brazos.
Sentado en uno de los comedores del Carrasco Lawn Tennis, el hermoso complejo del exclusivo barrio de Montevideo que acoge cada año la estación uruguaya de la Copa Petrobras, Máximo rebonina su grabadora mental para repasar los duros momentos vividos, los que contrastan con su vida actual en el circuito.
“Ocho meses es mucho tiempo. Es difícil el día a día pero, como dice mi entrenador, lo lindo no es cuando llegas, sino el camino que vas recorriendo hasta llegar a los objetivos”, dice González. “Siempre nos acordamos del primer día que salí de la operación, que no podía caminar, que andaba con muletas; también el primer día que pude empezar a trotar, cuando pude comenzar a pegarle a la pelota sin moverme mucho porque estaba duro. Tengo las filmaciones y ahora ver que estoy corriendo, aguantando cinco partidos a tres sets en una semana, ganando una final con presión, es algo muy lindo”.
Para el jugador que partió el torneo uruguayo en la posición No. 238 del Ránking ATP South African Airways [tras el título alcanzó el No. 183], pero que llegó a estar No. 58 del mundo el año pasado, la corona coincide con su mejor momento tenístico desde su retorno: “Es cuando mejor me he sentido jugando. Si bien tuve algunos partidos buenos antes, esta semana tuve gran regularidad”.
Así, ahora "Machi" dice estar preparado para apuntar alto. “Volví físicamente muy bien, pero lo difícil es volver a tomar el ritmo y la parte mental. Ahora siento que parto de cero y que me puedo plantear objetivos altos. Por ahí antes era ganar partidos, jugar mejor, pero ahora siento que puedo plantearme ganar torneos... Mi idea es volver a meterme en el Top 100 por lo menos y después tratar de mejorar ese ránking para estar en el Top 50.
De Tandil Para el Mundo
Maximo Gonzalez es uno de los tantos productos con la etiqueta "Made in Tandil" que han nutrido el ATP World Tour y cuyo mayor exponente actual es Juan Martin del Potro, a quién conoce desde pequeño, cuando ambos daban sus primeros raquetazos en su natal ciudad, soñando con recorrer el circuito dejando en alto la bandera de Tandil.
"Estuve con (Juan) Mónaco, con (Diego) Junqueira... (Mariano) Zabaleta salió antes. Del Potro entrenaba con nosotros, pero era una categoría más abajo, porque le llevábamos cinco años, pero nos conocemos mucho. Todos salimos de la misma escuela y hay muy buena onda entre todos".
La pregunta es cuál es la clave, el secreto de Tandil para generar tantos tenistas de primer nivel y González responde: "El secreto es una muy buena formación de jugadores. Todos fuimos formados más o menos de una misma forma y después, cuando llegamos a cierto nivel, nos fuimos a Buenos Aires. Es un aspecto muy importante en la carrera de un jugador. El respeto a lo que haces, a tus compañeros, a tus entrenadores”.
El reciente campeón de Montevideo cuenta cómo se fomenta la disciplina que forma el espíritu de las futuras estrellas tandilenses. “Se pone mucho orden. Si hay que entrenar a las ocho, a las ocho están todos ahí. Si no llegas, hacen cosas como para que respetes, como una prenda que puede ser correr tantas vueltas a la cancha. Así ya empiezas a llegar a antes. Sin tratarte mal, los entrenadores lo hacen para que respetes las pequeñas cosas y a tus compañeros. Si insultas a otro jugadores, no puedes ir a entrenar, cosas así, o te quitan una semana de ir a entrenar. Entonces, eso te va formando. Esa educación vale mucho, tanto como la que te dan en casa tus padres”.
Agrega que “nosotros practicábamos siete u ocho horas por día, nos levantábamos temprano, con frío, o en el verano, a las dos de la tarde, entrenábamos con mucho calor. Esas cosas las sufres y son las que te llevan a llegar a un nivel alto. Sabes ponerle el pecho a las adversidades y sabes salir adelante cuando el tenis te presenta problemas”.
Mi amigo Pico Mónaco
Un párrafo especial para "Machi" es el que le dedica a los grandes amigos de su infancia, Juan Monaco y Diego Junqueira. "Diego es tres años mayor que yo, con Juan tenemos la misma edad. Con él [Mónaco] íbamos juntos a la escuela de fútbol desde los cinco años, y al tenis también. Éramos los mejores amigos, siempre fue así, y todavía lo somos. Tenerlo a mi lado ha sido importante, ya que él se metió dentro de los Top 50 antes que yo, así que hablo con él y le pregunto cosas”.
Si hay algo que no le gusta hacer a González es tener que enfrentarse con su amigo en el circuito. Lo hicieron en Buenos Aires y Bastad, y en ambos oportunidades Pico Mónaco se quedó con el triunfo. En el primero de esos duelos dice que sintió lo que le complicaba enfrentar a su amigo. “Era la primera vez que lo hacía, fue duro. Cuesta más porque te conoces. Si me dices con qué jugadores sufro cuando pierden es él [Mónaco] y Diego Junqueira. Quiero que ganen todo y cuando pierden lo sufro. Con Junqueira me tocó jugar acá [en Montevideo] y fue un partido feo, porque dentro de la cancha no te gusta festejar los puntos, sientes ganas de decir 'vamos', pero piensas en el otro, que no se sienta mal. Somos muy amigos, entonces es complicado”.
Al menos con Mónaco pudo compartir cancha, ya no como rivales, sino como pareja del dobles, llegando a semifinales de US Open 2008. "Fueron dos semanas increíbles, nunca esperamos llegar allí. Ganamos el primer partido y 'uy, que bueno', decíamos. Luego perdí con Federer en primera ronda, Juan también cayó y nos quedamos en el doble. La pasamos muy bien y la verdad es que queremos jugar dobles siempre, aunque no hemos podido coincidir”.
De ese mismo torneo le queda la que tal vez sea otra de las grandes experiencias en su carrera como fue enfrentar a Roger Federer en la cancha central de un torneo de Grand Slam. "Fue increíble. Es algo que siempre quieres. Cuando me tocó en el cuadro me decían 'qué mala suerte'. Y yo les decía que no. ¿Qué mala suerte? Estaba feliz y les decía ¿cuántos puede decir que jugaron en el Arthur Ashe, el lunes a las nueve de la noche, con la cancha llena de gente y contra Federer, el mejor jugador de la historia? Lo disfrute mucho. No quiero que me toque en todos los torneos eso sí, pero fue una experiencia muy linda, aunque dura, porque Roger está un escalón más arriba que el resto. Tanto él como Nadal y los primeros del ránking, por los tiros, por la mentalidad que tiene, por la confianza y la frialdad. Te das cuenta que por algo es el mejor de la historia".
Tras su buena presentación en Montevideo, González tomará parte de la tercera etapa del circuito Copa Petrobras en Buenos Aires. Después de eso tomará un descanso antes de probar suerte en los ATP World Tour de Moscú y San Petersburgo, que se juegan sobre pista dura bajo techo.
Fuente: ATP
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