Hace una semana Horacio Zeballos y Eduardo Schwank, cada uno por su lado, eran dos almas en pena que parecían apuntar hacia la semifinal de la Copa Davis sin convicción y sólo porque la corriente los llevaba para ese lado. Zeballos había perdido en la primera ronda en Nueva York contra Igor Andreev y se mostraba aturdido por una situación que lamentablemente le resultaba familiar: perder en primera ronda le pasó seguido en este 2010 . Schwank se iba de Flushing Meadows en segunda vuelta por tener que abandonar contra Arnaud Clement con una torcerdura de tobillo que preocupó con la onda expansiva que suele tener cada dolencia de un tenista cuando ya se está en "zona Davis". El asunto no fue para tanto. Y tanto no lo fue que juntos, Zeballos y Schwank, otra vez unidos en la prueba de dobles, llegaron hasta las semifinales del US Open y ya vuelan con otra cara y el pecho inflado para Lyon. Si el entusiasmo se llevara en bolsos y valijas, la dupla argentina va para Francia teniendo que pagar exceso de equipaje.
No pasó una semana entre el derrumbe anímico de los singles y la euforia desatada por el dobles. En tenis, irse muy para atrás en la vida de los jugadores es casi una práctica arqueológica. Cuando se es parte del asunto, cuando hay una pertenencia al tour, los cambios en el juego y en el entusiasmo se contrastan con apenas de diferencia. Pero así como los resultados de la competencia de cada semana son un aporte cuando hay que jugar "bajo bandera", en otras ocasiones lo que sucede en los torneos no logra reflejar enteramente cada serie de la Copa Davis.
David Nalbandian ha demostrado que el circuito es opcional para rendir con éxito en cada enfrentamiento. Tito Vazquez lo dejó expresado en canchallena.com al remarcar que la Copa Davis le ha servido a David Nalbandian para reposicionarse en el circuito. Se ha dicho tanto que el concepto ya tiene sentencia firme: Nalbandian venía de cero y consiguió triunfos decisivos contra Nikolai Davydenko y Mikhail Youzhny en Moscú para eliminar a Rusia de local por primera vez en 15 años. Esas actuaciones le sirvieron para comprobar que volvía a estar en forma luego de una temporada de "on/off" permanente en el circuito por problemas físicos. Nalbandian en 2010 llegó a la Copa Davis como mito y se fue como tenista. Era lo que precisaba.
Pero también es cierto que la Copa Davis tiene en estas semifinales a un grupo de jugadores que no ocupan en todos los casos las principales posiciones del ranking. Hay una separación entre el rendimiento del circuito y lo que sucede en la Copa Davis. De los 16 jugadores que integran los equipos para las semifinales, solamente dos son top ten: Novak Djokovic (Serbia, número 3) y Tomas Berdych (República Checa, número 7). Sigue Gael Monfils (Francia, número 19) como mejor ubicado y luego el resto de los tenistas empiezan a ocupar puestos relevantes entre el 30 y el 60 del ranking. El lote, en definitiva, está compuesto por once tenistas en el top 50. Definitivamente la derrota de España como visitante contra Francia en cuartos de final le quita a la Copa Davis un equipo de cuatro jugadores siempre bien ubicados
Por supuesto que esas ubicaciones en el ranking no son para despreciar. De hecho Nalbandian hace apenas unas semanas estaba más que lejos de esos lugares y su escalada fue emocionante y ejemplar. Poblar los primeros cien puestos del circuito con buena cantidad de tenistas es lo que distingue a los países y los transforma en potencias del tenis circunstanciales o clásicas. Francia llega a esta semifinal de la Davis con un núcleo de jugadores que no tienen más experiencia que David Nalbandian en estos enfrentamientos calientes. Pero eso sucede porque la variedad de jugadores, actualmente cuenta con diez tenistas entre los cien mejores del mundo, le ha permitido alternar nombres en las convocatorias sin alterar demasiado sus calidades tenísticas.
De lo que se trata es de comprobar que el circuito ya no "canta" claramente quienes van a llegar a instancias decisivas en la Copa Davis. Puede verse como que los mejores del mundo le dan la espalda a la competencia y se sabe que la Federación Internacional de Tenis busca como ingeniárselas para seducir a los top ten con una competencia antigua que exige más de lo que ofrece. Pero justamente ahí radica su atractivo y su magnetismo. Quizás en el circuito algunos tenistas no tengan sus mejores resultados, pero eso no significa que vayan mansitos y sin ambiciones a la Copa Davis. Nalbandian y su espíritú "copero" demostraron que eso es posible. Zeballos y Schwank sacaron sobre la hora una actuación esperanzadora en el dobles del US Open. Pico Mónaco tiene en esta semifinal la oportunidad para avanzar varios casilleros juntos en una temporada en la que las lesiones lo miraron fijo y los buenos resultados ni siquiera advirtieron que él andaba por ahí.
En el panorama global no ha sido hasta acá un gran año para el tenis argentino. Aún con eso y con tres series seguidas como visitantes, la Argentina ya planifica la semana de una nueva semifinal Año raro: la Copa Davis está como cada año en el paquete básico. El circuito es opcional.
Por: Marcelo Gantman
Canchallena.com
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