Por Raimundo Gregoire D.
En el tenis, resulta muy frecuente escuchar diversos calificativos a la hora de referirse a la realidad deportiva de cualquier jugador. “Fracaso”, “éxito”, “gran ascenso”, “se quedó estancado en el ranking” y muchas otras frases van apareciendo en la medida en que los tenistas van disputando torneos y comienzan su camino hacia la inserción definitiva en el profesionalismo.
Bastian Malla Aravena Nº 1 COSAT 14 años
Por eso, es importante saber dimensionar las variables incluidas en los indicadores numéricos o estadísticos. Esto último, pues de no realizarse una medición objetiva, se puede caer en erróneas interpretaciones. Así, un tenista que va bien en su progreso, puede ver interrumpido su proceso de madurez o, a la inversa, alguien que no estaba muy claro en sus caminos, puede encontrar aquel “clic” que le permita tomar la buena senda.
Ahora, en este sentido es necesario recordar que el deportista no es un ente independiente, sino que comparte con otros actores su realidad, lo que incluye derrotas, triunfos, lesiones, miedos y otros. Es así que ahí están la familia, el cuerpo técnico, las amistades, los medios de comunicación y los representantes de las federaciones y asociaciones nacionales.
Debido a esto, muchas veces se produce ruido comunicacional y, por ende, una gran confusión. Claro, pues el entrenador mirará los resultados y el ranking de una manera, los familiares lo harán de otra y el tenista también tendrá su prisma analítico.
Entonces, ante esta situación surge la interrogante de cómo asumir los números del tenis, algo que puede ser un detalle, pero que, finalmente, se convierte en lo más concreto.
Tomando en cuenta lo anterior, es recomendable que, en primer lugar, cada cual haga su propia evaluación, pero siempre con moderación y respeto hacia el trabajo de los otros. Esto significa que todos podrán elaborar teorías de porqué un tenista está en tal o cual lugar o cuál es la causa de una racha de caídas consecutivas. Lo relevante es que estas conclusiones sean expuestas en los momentos y ante las personas adecuadas.
En este punto, el entrenador argentino Pablo Lueza asegura que “para no afectar la parte mental del tenista, lo más adecuado es un mensaje mancomunado entre familia y equipo táctico”.
Para Alex Rossi, head coach de la Federación de Tenis de Chile (FTCH), la claridad es un elemento decisivo al momento de llevar a cabo análisis o juicios acerca de los resultados y ranking de los tenistas.
“La información obtenida debe ser entregada al jugador en forma clara, corta y precisa. Tanto aquello que se ejecutó bien, como lo que se debe mejorar o se realizó en forma incorrecta”, señala.
Entendiendo cuál debiese ser la manera de comunicarse, cabe preguntarse qué tan importantes pueden ser las estadísticas y, específicamente, el lugar en el ranking y los triunfos y las derrotas obtenidas en los campeonatos.
En este sentido, las opiniones son diversas, pues mientras algunos consideran que un proceso sin resultados no tiene sentido, otros sugieren que la situación es a la inversa, es decir, lo principal es que se vaya poniendo en marcha el proyecto en sí, pues luego vendrá el aval numérico-estadístico.
“Creo que los resultados no debiesen ser importantes en un principio, pero después hay preparar al tenista para que los sepa enfrentar”, acota Carlos Marchant, capitán del equipo chileno de Fed Cup.
Marchant agrega que los “tienen que ser acorde al conocimiento del jugador. Por ejemplo, la exigencia dependerá de si el rival tiene más o menos experiencia y un mejor o peor ranking”.
Similar es la opinión de Rossi, quien dice que “los análisis de los resultados de un tenista dependen de los objetivos trazados, los cuales tienen que ser factibles y realistas… La evaluación debe hacerse, inicialmente, en base a los objetivos de rendimiento y, posteriormente, tomando en cuenta los resultados”.
Lueza, quien es entrenador de la chilena Camila Silva, añade que “de cara al jugador y a la familia, algún tipo de resultados hay que obtener, aunque, desde mi punto de vista, en una etapa formativa lo más importante es el cómo, es decir, ir formando al tenista pensando en un adecuado desarrollo técnico-táctico para cuando alcance la madurez. El problema es que si no hay resultados, muchas veces se hace imposible de sostener el proceso”.
Marchant es claro e indica que “el proceso es lo más importante, porque uno va formando y preparando algo. Si esta etapa es bien llevada, entonces llegarán los resultados”.
Mismo pensamiento tiene Lueza, quien sugiere que “puede ocurrir que tengas resultados en momentos de iniciación o desarrollo, pero sabiendo que por ese camino, por el cual se está trabajando, no se tendrán resultados en el largo plazo… Es por esto que hay que matizar las dos variables involucradas: resultados y proceso”.
Ahora, uno de los principales problemas es la forma de enfrentar las derrotas y los momentos duros en el camino formativo de un tenista. En este sentido, es vital que el cuerpo técnico y, también, sus cercanos sepan decirle que las caídas son parte de proceso.
“El problema es que, en ocasiones, a las familias les cuesta más que a los tenistas asumir las derrotas”, asegura Lueza.
Otra visión entrega Marchant, para quien el asunto genérico tiene una importante influencia a la hora de analizar resultados y rankings. “No es fácil, especialmente en las mujeres. Lo bueno es que si se tiene clara la hoja de ruta, las caídas son mejor recibidas. Lo importante es entender a la derrota como parte del proceso”, concluye uno de los capitanes de los equipos COSAT que prontamente irán de gira por Europa.
Así las cosas, se puede concluir que el proceso de formación de cualquier tenista necesita cierto tiempo para que en el largo plazo sea exitoso. Sin embargo, por diversos motivos, siempre estará la presión de tener un aval para el proyecto y lo común es que este apoyo se encuentre en los resultados.
Es por esto que muchas veces aparecen dificultades para mantener con vida los procesos. Y así, siempre se mantiene con vida la pregunta de cómo evaluar e interpretar las derrotas y victorias de los tenistas, además de cómo leer el ranking que posea en un momento determinado.
La discusión quedará abierta, pero, da la impresión que los números no son más que un indicador. Y este último es una realidad que no puede negarse, pero que, al mismo tiempo, está lejos de ser una verdad absoluta. Se puede tener una buena ubicación en el listado de tenistas, pero no estar mostrando los progresos suficientes como para dar el salto hacia un desafío mayor.
Entonces, se puede asegurar que os resultados y el ranking no son la panacea, pero el proceso, tampoco. Se trata de un matiz entre ambas cosas. Así, el equilibrio y la objetividad son los que permitirán terminar de buena forma un proyecto tenístico.
Tomado de Página Web COSAT